medio ambiente

Haciendo frente a la sequía en Sargento Cabral, Chaco

La sequía afecta al país desde hace poco más de tres años, siendo una de las que más ha impactado a nivel macroeconómico y en la vida cotidiana de miles de personas, principalmente en algunos territorios, uno de esos territorio es la Provincia del Chaco. En este caso, para muchas familias de la localidad de Sargento Cabral el ganado menor, cabras y corderos, forma parte esencial no solo de la alimentación de las familias, sino también de su subsistencia económica gracias a los ingresos que generan con la crianza y comercialización de estos animales. Sin embargo, con la sequía, la escasez de agua que llegaba a la zona y las limitadas capacidades estatales para dar respuesta frente a este fenómeno obligó a priorizar para el consumo humano, teniendo que dejar de lado la producción agropecuaria de las familias y acarreando con ello diversos problemas de salud y de solvencia, durante el verano del 2022 que se perpetuó a lo largo del año. El pastoreo también se vio afectado. Este es el método más usado para la alimentación de herbívoros como las vacas, cabras, corderos y ovejas, a través del cual el ganado se nutre del pasto u otras plantas de bajo crecimiento. Por la sequía, el campo y los pastizales no se recuperan y sólo queda la tierra seca, generando un estado de emergencia climática no sólo en el Chaco, sino a nivel país. Como respuesta a esta situación el Instituto de Cultura Popular – INCUPO se unió con CREAS para que, por medio del Fondo de Respuesta Rápida y Mitigación de Efectos de la Pandemia, (una herramienta creada para dar apoyo y fortalecer organizaciones en territorio ante emergencias que lo requieran) dieron inicio en septiembre del 2022 a un proyecto en la mencionada localidad, dado que la ayuda del Estado Nacional y de aplicación provincial no llegó a éstos productores dada la alta demanda general en la provincia. En un marco de alianza, CREAS con INCUPO se llevó adelante el proyecto “Recuperación de la producción de ganado menor de las familias de las organizaciones del departamento Sargento Cabral – Chaco” con el que cincuenta familias fueron involucradas en la construcción de soluciones para hacer frente a este fenómeno. En el contexto de las acciones que se estaban llevando a cabo para hacer frente a la sequía, a esta situación se le sumó un brote de rabia paresiante en los animales; lo que terminó de agravar la situación para las familias, y requirió nuevas respuestas ante este nuevo desafío. “Llevamos peleando con la sequía cuatro años pero los dos últimos fueron los peores. Hay lugares donde no se consigue agua, si no hay lluvia no se recupera el campo y no hay pasto para los animales. Hubo que buscar alternativas para darles de comer. Cuesta para un productor pequeño comprar balanceado; si uno tiene otro oficio puede, pero a veces toca descuidar los animales” Walter Sandoval, pequeño productor de Colonia Elisa, Sargento Cabral, Chaco ¿Qué hizo INCUPO junto con las familias y organizaciones de la zona para mejorar la situación de emergencia?   Se trabajó con las organizaciones de productores y las familias para conocer el impacto de la sequía a nivel local. Se trabajó en el relevamiento de la cantidad de animales que tiene cada familia. Con la entrega de un botiquín de productos veterinarios y vacunas contra la rabia paresiante, las familias pudieron hacer frente rápido a la situación sanitaria del ganado menor. Generaron un fondo rotatorio para poder abastecerse mejor de las vacunas Generaron mecanismos de capacitación para lograr una mayor y mejor capacidad para la atención del ganado menor. Acompañaron las etapas del proyecto y el proceso de trabajo con las organizaciones de productores. Ante la falta de pasto en el campo, con sales y suplementos vitamínicos se pudo suplir el déficit nutricional que tenían los animales. Articulando los esfuerzos de las organizaciones de productores para generar las acciones necesarias para administrar dichos recursos. Soluciones a largo plazo “De momento, la única solución de fondo en el corto y largo plazo es que llueva, en la cantidad necesaria y abundante como para volver a lograr niveles de pastura óptimos y similares a los de antes de la sequía. Si bien el proyecto logró sus objetivos, permitió que la situación de las familias de productores no se deteriore, con lo cual las actividades lograron ser un freno; las familias pudieron contar con un ingreso mínimo para su subsistencia, los cuales los complementaron con otras múltiples acciones orientadas a mantener los medios de vida, algunos debieron dedicarse a hacer otros trabajos temporarios, como realizar perforaciones para lograr puntos de extracción de agua, generación de leña y carbón, entre otros, para incrementar los ingresos, los que además se ven afectados por la inflación. La situación es crítica, ya que en la zona otras familias migraron hacia el pueblo o hacia otras ciudades, mientras que otras no lo consideran como una opción dado que son varias generaciones las que viven en dichos territorios y mudarse al pueblo o a la ciudad, agravaría la situación de pobreza de las familias, y principalmente de aquellos adultos mayores que no tendrían otras opciones u oportunidades para el trabajo y la reinserción social.”. Jorge J. Fernández, Coordinador del Fondo de Respuesta Rápida y Mitigación de los Efectos de la Pandemia. A pesar de la necesidad inminente de resolver la alimentación para los animales y, por lo tanto, asegurar el autoconsumo y tener un ingreso, las familias y organizaciones de pequeños productores, propusieron soluciones que brindan un margen de acción mayor y que permitan, después de la reacción, el establecimiento de formas alternativas de organización y abastecimiento. A través de INCUPO, las organizaciones de productores pudieron relacionarse con el gobierno provincial de Chaco, por medio de diferentes programas provinciales, para presentar proyectos que den solución a futuro a la escasez de agua que no es nueva en la zona. «Con el Ministerio de Producción se acordó poder realizar un proyecto de abastecimiento de agua

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Yuraq Rumi centro comunitario

Organización Yuraq Rumi: un ejemplo de autogestión por los derechos de la comunidad

Por: Lina Salas Ramírez, Coordinadora de Comunicaciones CREAS Yuraq Rumi es una organización en la que participan 18 familias, de 64 ubicadas en Piedra Blanca, Córdoba y de las cuales más o menos el 60% son campesinos y campesinas migrantes de la comunidad boliviana quechua-parlante, conviviendo con familias argentinas. “Desde el año 2012, junto a la Fundación Gracia, nos empezamos a encontrar, conocernos, conocer a Dios y compartir nuestras necesidades y problemas. De a poco, nos aferramos a nuestras fortalezas y nos fuimos uniendo como grupo. A través de mingas de trabajo empezamos a construir un centro comunitario que actualmente funciona como iglesia, ropero comunitario, biblioteca, escuela de música, lugar de eventos sociales y espacio recreativo”. En Julio de 2020, en medio del duro contexto de la pandemia, decidieron producir su propio alimento a través de huertas familiares. Escribieron el proyecto, buscaron apoyo económico, pidieron semillas y herramientas a la Subsecretaría de Agricultura Familiar y a la Secretaría de Ambiente de la provincia y buscaron profesores que les capacitaran y guiaran. Quince familias pusieron en marcha las huertas de autoconsumo y las primeras cosechas se dieron desde abril de 2020 proveyendo alimentos en algunos casos incluso hasta abril de 2021. ¿Cómo vivieron la pandemia estas familias en el campo? Con el Covid-19 y las medidas de aislamiento social sus derechos fundamentales se vieron vulnerados: Trabajo: Quienes se dedicaban al emprendimiento con productos locales, como ladrillo y huevos, no tuvieron dónde ni a quién vendérselos, quienes trabajaban en empresas vieron reducidos sus sueldos en al menos 50% y aunque algunos recibieron apoyos del estado por medio de apoyos específicos, muchas no lograban acceder a ayudas por los trámites burocráticos para los cuales no tenían condiciones como migrantes recientes. Transporte: El único transporte público interurbano que funcionaba dejó de pasar Agua: “la municipalidad nos dejó de proveer agua o si traía era muy irregular y desigual. En resumen nos encontrábamos sin trabajo, sin transporte para comprar alimentos, y sin agua”. Solución: ¡Autonomía Alimentaria! Por un lado, frente a la emergencia hídrica y conscientes de sus derechos, convocaron a los vecinos de la zona para presentar una propuesta a la Municipalidad de Córdoba (y con apoyo de la Cooperativa Gallo Rojo de Piedra Blanca) para la cual se prepararon así: Censaron a todo el barrio Organizaron la zona en 4 sectores con una representante por sector Crearon un grupo de Whatsapp para avisar cuando llegaran los camiones de la municipalidad y organizarse para priorizar a quienes menos tenían. “En 2021 nos volvimos a juntar y decidimos seguir adelante con la producción agroecológica de verduras. Pero vimos que el agua es uno de nuestros más grandes desafíos y que si nos juntamos comunitariamente para producir iba a ser mucho mejor. Realizamos dos encuentros en donde diseñamos este proyecto para continuar llevando a cabo estrategias comunitarias que den respuestas a los problemas que obstaculizan nuestro bienestar individual y colectivo, en el camino hacia la dignidad, justicia y vida plena en Cristo”. A CREAS se acercaron a través de las convocatorias del Fondo de Pequeños Proyectos, cuyos objetivos incluyen el fortalecer el trabajo social y productivo de las organizaciones basadas en la fe. Presentaron en 2021 el proyecto Khuska Tapursunchis (“Juntos sembraremos”) y en 2022 el proyecto Crecer, con los que se propusieron, respectivamente, construir el invernadero comunitario (para la producción de frutas, hortalizas, aromáticas y flores de manera ecológica) y ampliar el sistema de captación de agua junto con un sistema de riego por goteo que permitiera optimizar el consumo. “Logramos construir el invernadero, colocamos el sistema de recaptación de agua de lluvia y, aproximadamente, cosechamos 8 bolsones de verduras semanales que nos permitieron incluir en nuestros alimentos frutos sanos y seguros. También nos sentimos agradecidos/as porque mientras trabajábamos nos tomábamos el tiempo para compartir entre nosotros/as, nos escuchamos mutuamente, compartimos las cargas, reflexionamos y aprendimos no sólo acerca del trabajo en la huerta sino también acerca de otros temas importantes para nosotras, como la fe”. Actualmente, la comunidad de Yuraq Rumi trabaja en dos áreas: Las huertas en cada casa que son pequeños invernaderos que se trabajan de manera individual y el invernadero grande, que trabajan de forma comunitaria y es el espacio común donde se encuentran a hacer intercambios de plantines, cosechas y experiencias. ¿Por qué hicimos esto? La superficie que tenemos para producir en el invernadero original es en un terreno pequeño como para pensarlo desde un punto de vista más productivo que comunitario y de autoconsumo. Para ampliar nuestra superficie de producción acordamos extendemos en los terrenos de cada una de las huerteras. Esos invernaderos pequeños en sus huertas tienen como función la producción para el autoconsumo de las familias, y también nos encontramos una vez a la semana para seguir trabajando en el invernadero grande con la intención de que toda su producción sea para la comercialización y que poco a poco se convierta en una fuente de trabajo y formación para la comunidad. De momento no hemos logrado que genere ganancias por ventas, aunque sí tenemos cubierto el autoconsumo de la comunidad. El reto en este momento es cubrir el pago de honorarios de una agrónoma que hemos sumado al equipo hace poco. Continuamos nuestro proyecto sabiendo que aprendemos en el camino y que nos soñamos esa Huerta escuela. Las mujeres siguen trabajando felices, entusiasmadas de aprender desde la lógica productiva. – Lis Tosini Belli Coordinación y logística, Khuska Huerta El espacio de Yuraq Rumi es importante para todas estas familias por los beneficios inmediatos que brinda a la calidad de vida de las familias, pero también por los espacios de capacitación y contención comunitaria que se brindan, tales como: Capacitaciones sobre producción y agroecología. Capacitaciones sobre alimentación. Apoyo integral a familias en situación de vulnerabilidad en la comunidad Piedra Blanca. Búsqueda y distribución de recursos materiales para la realización de huertas. Acompañamiento espiritual. Seguimiento de las huertas para la resolución de problemas específicos como plagas, riego, siembra, herramientas, etc. Encuentros con las y los vecinos de Piedra

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Sequía en Chaco

Una respuesta rápida a la sequía: alianzas para garantizar derechos en comunidades del norte de Argentina

Por Carmina Sánchez Corrales, Asistente de Comunicación, CREAS Para cubrir las necesidades de consumo e higiene básica una persona necesita, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, entre 50 y 100 litros de agua diarios. Sin embargo, en el mundo hay 2300 millones que no llegan a cubrir este mínimo básico debido a la escasez que existe de agua a nivel global.  El agua es vida. Además del consumo humano, también es necesaria para el desarrollo económico y social de un país, actividades como la agricultura y la pesca dependen de la abundancia del agua. Y para las comunidades originarias el agua tiene un profundo significado espiritual.  Según la Organización de las Naciones Unidas, las sequías han aumentado un 29% desde 2020 y Argentina no ha estado exenta de este fenómeno. En la región del norte del país, comunidades indígenas y pequeños productores han sido los principales afectados por la falta de lluvias, pues la cantidad de agua disponible no es suficiente para abastecer las necesidades humanas, ni de los animales o huertas. Como consecuencia, las comunidades pierden su seguridad alimentaria o los ingresos económicos que el ganado menor o las huertas les pueden proveer, y deben buscar alternativas para subsistir, por ejemplo, migrando a zonas urbanas. CREAS como organización de servicio y que trabaja por el cuidado de la casa común, el bienestar y la dignidad de las personas, reaccionó ante esta situación creando el Fondo de Respuesta Rápida y Mitigación de Efectos de la Pandemia.  Así aportamos enfocados en nuestra misión como organización, también al Objetivo de Desarrollo Sostenible – ODS- 6 “Hacer frente al reto: posibilitar el acceso al agua limpia y potable en todo el mundo”.     Con el FRR de CREAS ha sido posible establecer alianzas con otras organizaciones basadas en la fe – OBF – que están en la zona y conocen a las comunidades y sus necesidades más inmediatas. El Instituto de Cultura Popular – INCUPO y la Asociación para la Promoción de la Cultura y el Desarrollo – APCD – tienen como fin ayudar a las comunidades de El Chaco y Formosa a superar los efectos de la sequía en sus territorios y en sus vidas cotidianas.  Si se garantiza el derecho al agua, se garantiza además el acceso a la alimentación de las familias de la región. Por eso, los proyectos en cooperación con estas organizaciones buscan garantizar estos derechos.  “Hemos tenido una sequía muy prolongada, las lluvias no alcanzan para tener el agua que se necesita y una persona no alcanza a tener más de tres litros de agua por día” Alberto Hug, INCUPO En Chaco, el proyecto “Recuperación de la producción de ganado menor de las familias de las organizaciones del departamento Sargento Cabral”, en cooperación con INCUPO, fue la respuesta a la falta de agua y alimento para los animales que tenían los productores. Con capacitaciones y entregas de kits veterinarios, los productores pudieron salvar animales y garantizar un mínimo consumo familiar mientras se hacía frente a otros de los efectos de la sequía en la región: un brote de rabia. Por otro lado, familias wichí de San Bernardo, Las tolderías y Lote 3, han podido construir aljibes con los que abastecen huertas en las que cosechan verduras para su consumo, el proyecto Derecho Al Agua Y Alimentación Saludable se adelanta, también, en cooperación con el Instituto de Cultura Popular.    En Formosa, la deforestación y la sequía han traído como consecuencia la disminución de los alimentos que se encuentran en el monte y que las comunidades solían consumir. Es necesario, entonces, introducir nuevos alimentos a las comunidades, que aprendan a usarlos y hacer un cambio de hábitos alimenticios. Allí, ACPD trabaja con 375 jóvenes, niños y niñas de tres comunidades indígenas en el proyecto Herramientas para la disminución de la violencia, mejora de hábitos alimentarios y recomposición de espacios comunitarios.   La construcción del aljibe que beneficia la nueva huerta es muy importante porque vamos a empezar a comer alimentos más sanos como verduras y dejamos de comer sólo fideos o harinas.  Estela Soria, Las Tolderías Antes de la llegada del aljibe teníamos que caminar varios kilómetros con baldes para traer agua y poder cocinar. Estoy contenta porque recibí una huerta y mi sueño era tener una huerta para sembrar verduras porque no podíamos consumirlas. Ramona Gómez, San Bernardo.   Más sobre el Fondo de Respuesta Rápida y el Chaco: Conoce el Fondo de Respuesta Rápida y Mitigación de los Efectos de la Pandemia De camino por el Chaco para la mitigación de los efectos de la pandemia Cooperación ecuménica en acción solidaria por la región del chaco argentino La conversación por redes sociales:  Facebook: @CreasLAC Instagram: @Creas_LAC LinkedIn: CREAS – Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio Twitter: @CreasLac

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¿Qué tienen que ver nuestros sueños con la innovación social? Descarga este Manual de Ecoalaene

En un mundo complejo, donde desigualdades multidimensionales crecientes y niveles de pobreza extrema alarmantes conviven con los inicios de una cuarta revolución industrial, se hace indispensable la innovación social, es decir, la generación de procesos descentralizados y disruptivos, que coloquen la infinidad de recursos tecnológicos, intelectuales y físicos, al servicio de la resolución de situaciones estructurales de pobreza y desigualdad multidimensional. Redireccionar la innovación hacia procesos que reviertan las desigualdades y que solo será posible si se pasa de un sistema centrado en el lucro a uno centrado en el florecimiento integral de cada persona. Ecoalaene, que es el proyecto que el PIDESONE – Programa Internacional de Democracias y Nuevas Economías de la Universidad de Buenos Aires (UBA) ha desarrollado junto a CREAS, nació con el objetivo de incidir en la promoción de una economía diferente en la cual prime la ética, la espiritualidad y la convivencia ecuánime entre todos los seres humanos y el planeta. Entre sus herramientas, dirigidas a diversos ciclos de formación que se elaboran de manera flexible en conjunto con centros educativos de América Latina, cuenta con el Manual Pedagógico ‘Taller de innovación social: Territorio, talentos y emprendedurismo social’, desarrollado por Cristian Varela, economista argentino (Universidad Nacional de La Plata), investigador principal del PIDESONE-UBA y parte del área de Formación de la Escuela Latinoamericana de Economías para la Vida – ecoalaene. Este manual surge de la necesidad de un instrumento didáctico (para la replicación de las metodologías), que identificaron los líderes de ecoalaene, en cabeza de su coordinadora María Belén Pérez, al llevar su Taller de Innovación Social a experiencias de formación con públicos diversos en edades, contextos, países y misiones. En Colombia se compartió con líderes de iglesias que conforman una red de apoyo psicoespiritual en la ciudad de Barranquilla acompañando iniciativas sociales en barrios vulnerables de la ciudad. En esta ocasión, para los participantes, fue importante conocerse más, entender la integralidad de la persona poniendo en juego todo nuestro ser a disposición de las personas y realidades que acompañamos. También en este país de la región, en la Universidad Reformada se llevó a cabo con un grupo de estudiantes y docentes en el marco de la Asamblea de Qonakuy, la red de universidades protestantes de Iberoamérica, donde se incorporó como taller adjunto al conversatorio ‘Bienes comunes y desarrollo sostenible: una mirada desde la teoría económica y el trabajo territorial’, liderado por José Oscar Henao, Economista Senior de Cáritas ALyC, investigador Principal del PIDESONE y docente de @ecoalaene En Argentina, en la Mariapolis Lia, se realizó con jóvenes que participan de una escuela internacional de formación a la fraternidad. Al ser una experiencia intercultural, la que estos jóvenes realizan conviviendo por un año con otros de diferentes países, durante el taller fue importante reconocer que ciertas problemáticas sociales son iguales en cualquier punto del planeta; por ejemplo el bullying o matoneo, la soledad, la incomprensión entre generaciones, entre otros. La implementación más reciente, fue en el mes de mayo, en el marco del encuentro ‘Jóvenes y Trabajo en ámbitos rurales y periurbanos‘ donde 30 jóvenes de 6 provincias argentinas pensaron juntos cómo comprometerse en sus ambientes para solucionar problemas comunes tales como la sequía, la falta de oportunidades laborales, los mecanismos de producción masiva que destruyen la tierra. La herramienta del manual conceptualiza y brinda instrumentos para el desarrollo del taller, pero en especial permite que lo aprendido e integrado pueda ser replicado, generando multiplicadores de cambio para la transformación social. Es su objetivo: «transformar paradigmas sobre el desarrollo como algo que, lejos de tener que aceptarlo como algo que se nos da, se co-construye a partir de cada cultura, (…) siendo esencial que cada uno se involucre al servicio de las pobrezas de su contexto para co-crear ese concepto o ese vivir del desarrollo; ese buen vivir que mencionan los indígenas también desde sus diversas comunidades«. En el taller, ecoalaene plantea fusionar nuestras vocaciones con un propósito y objetivos comunes, para lo que invita a unas actividades específicas en «4 pasos para iniciar procesos generativos de nuevas realidades que busquen el florecimiento multidimensional de las personas y la comunidad», a través de la puesta en común de sueños, talentos, miradas compartidas sobre realidades que nos tocan vivir e ideas creativas que lleven a la transformación en favor del Bien Común: Tu Sueño: Empezar por allí para crear ideas verdaderamente nuevas; semilla de un nuevo paradigma. El manual dice que la comunión es el nuevo nombre del desarrollo, retomando visiones de Paulo Freire. Mirar hacia afuera: Retomando la visión de Amartya Sen sobre el desarrollo como un proceso multidimensional de expansión de las libertades reales de las personas y de apoyo mutuo. Talentos: Poniéndolos “a fructificar” en la co-creación del bien común. Idea creativa: para re-encauzar la creatividad hacia el florecimiento multidimensional de las comunidades. A la hora de reconocer las problemáticas y los desafíos con los que cada persona está en contacto y buscar junto con otros soluciones creativas, es fundamental partir del aporte personal, de identificar qué sueños profundos nos impulsan, cuáles talentos podemos poner a disposición. Desde Ecoalaene se entiende, entonces, que cada desafío desata una energía generadora que tiene el potencial de transformar situaciones de vulnerabilidad en posibilidades de sueños cumplidos. Este manual es gratuito y está a disposición de quienes deseen incluirlo en sus propuestas formativas y de incidencia territorial. DESCARGA AQUÍ.

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La Asamblea WACC América Latina y los desafíos de la comunicación con perspectiva de fe

Por Lina Salas Ramírez Coordinadora de Comunicaciones Estratégicas CREAS lina@creas.org El martes 18 de octubre de 2022 se llevó a cabo la Asamblea Regional de WACC América Latina, que por sus siglas en inglés para World Associtation for Christian Communication es la Asociación Global para la Comunicación Cristiana y en su capítulo latinoamericano se reunió, 4 años después de su última Asamblea, para volver a elegir Comité Ejecutivo Regional (CER). La cita fue en una reunión híbrida que congregó a más de 35 representantes de instituciones de la región y miembros suscritos a título personal, con lo que se juntaron las visiones de organizaciones basadas en la fe, universidades, centros de estudio, institutos de investigación, observatorios de medios y diversas organizaciones defensoras de los derechos humanos, frente a la Comunicación como Derecho, su profundo impacto en la garantía de los demás derechos en general y los desafíos que nos plantea el actual contexto global y regional. WACC global opera en ocho regiones: Asia, África, Europa, Medio Oriente, Pacífico, Caribe, América del Norte y América Latina.   Una de las iniciativas globales y tradicionales de la WACC es el Proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP) con el que, desde 1995, convoca a cientos de voluntarias y voluntarios en el mundo para desarrollar el análisis de medios más grande con perspectiva de género, para analizar los lugares de las mujeres en las noticias y otros contenidos, durante cada quinquenio. Puedes encontrar algunos de los resultados en este artículo de Cirenia Ortega (Secretaria WACC AL) sobre el l foro La Comunicación: Piedra Angular de la Justicia Social, convocado por WACC global. Durante la bienvenida, Philip Lee, secretario general de WACC global compartió el interés general de la WACC “posibilitamos que la gente sea vista y escuchada pues independientemente del tema, justicia de género, justicia digital o cambio climático, no se avanzará sin una comunicación justa y eficaz”. Lee señaló “la exclusión digital de un gran número de personas también las excluye de los procesos democráticos. En la era digital se agrava la ampliación de poderes de vigilancia y los ataques al derecho a la libertad de expresión y el aumento de noticias falsas”. Para muestra, “En el Abya yala, durante la pandemia pocos pudieron quedarse en casa, la gran mayoría no tuvo el privilegio del teletrabajo, tuvo que exponerse al virus, indígenas y mujeres pobres.” En el encuentro regional de este martes 18 se presentó el informe del Comité Ejecutivo Regional – CER WACC AL sobre su gestión 2018– 2022 y se eligió el nuevo equipo para el período de los 4 años subsiguientes, continuando en su cargo 3 de ellos: Leonardo Félix: Presidente. (Argentina – Región Cono Sur) Nieves Vargas: Vicepresidente (Perú – Región Andina) Cirenia Ortega: Secretaria (México – Región Central) Se sumó la participación de: Judith Castañeda: Vocal (Guatemala – RC) Marcela Gabioud: Vocal (Argentina – CS) Y un lugar de Tesorería que se asignaría por consenso del CER Electo a un miembro de Brasil, cumpliendo con los estatutos que señalan debe haber al menos un integrante de cada una de las cuatro subregiones: Cono Sur, Centroamérica, Zona Andina y Brasil. Respecto a todo este contexto, tan interesante y pertinente, le pregunté a Leonardo Félix: ¿Qué le significa continuar en el cargo de Presidente? ¿Qué planes o visiones tiene en este cargo? «Tiene que ver con la posibilidad de funcionar para América Latina pudiendo dirigir y consensuar procesos comunicacionales que incluyan a más personas, a más organizaciones. Yo lo veo como la oportunidad de amplificar lo que ya se está haciendo y, en los planes y visiones del cargo, incidir específicamente en nuevos territorios y territorialidades; la posibilidad de seguir ampliando el alcance político-institucional de la WACC en América Latina con experiencias que tienen que ver con los pilares de la WACC Global: pueblos indígenas, medio ambiente, cambio climático, y estudios de género, tecnología digital, brecha digital y acceso a la justicia digital. Lo veo también como la posibilidad de tener una visión a mediano y largo plazo y seguir descubriendo que en América Latina hay mucha gente, muchas organizaciones que trabajan por la Comunicación como un derecho humano inalienable«. Entonces, cuando conversamos sobre el papel de CREAS e instituciones similares en una asociación como WACC; me dice: «Tiene que ver con esta amplificación del trabajo y con esta posibilidad de generar una incidencia para un impacto real en nuestro continente. Organizaciones como CREAS y otras similares que trabajan la diaconía en forma ecuménica responden también al sentido que tiene la WACC en el marco identitario desde el cual se creó, de poder ver desde las creencias y espiritualidades más diversas cómo se trabaja en conjunto para proyectos que sostengan y mejoren la vida de las personas, en este caso en nuestro territorio que es América Latina. Así que, para cerrar, le pido la visión del desafío de la comunicación cristiana en estos tiempos: «Con toda la generalidad de lo que este término implica creo que el primer reto es poder entender las espiritualidades que convergen dentro de la WACC, que ya no se trata de ese primer ámbito cristiano, europeo, protestante que le dio origen a la WACC a nivel mundial hace más de 60 años, sino que se trata de albergar culturas, pueblos ancestrales, cosmovisiones totalmente distintas, espiritualidades que se mueven por todo el continente, y que comunican permanentemente y cuyas voces han sido acalladas. Entonces creo que uno de los roles más importantes de una comunicación cristiana en este continente tiene que ver con la inclusividad, con la apertura y la ampliación de derechos permanentes, donde todas las personas se sientan representadas y puedan tener este espacio para hablar, decir, opinar, para ser no solamente escuchadas sino tener una incidencia real desde las organizaciones que tienen, y en esto creo que la WACC es facilitadora también de esos espacios y tiene que resultar una facilitadora también de espacios de convergencia, como un paraguas que cuide las demandas de los distintos sectores sociales de América Latina,

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13 de octubre Día Internacional para la Reducción de Riesgos a Desastres – Nuestro aporte como OBF

Por Jorge Javier Fernández Coordinador de Proyecto Respuesta Rápida y Mitigación de los Efectos de la Pandemia Los Desastres, NO SON NATURALES, es una máxima que desde diferentes ámbitos públicos y privados una y otra vez tratamos de repetir cual mantra místico para que el concepto pueda debelar lo que encierra. La acción humana en la naturaleza, en obras que “aportarán al desarrollo” no siempre cumplen su propósito, en ocasiones estas obras son las que intervienen en el territorio y generan desastres que se cobran vidas humanas, pérdidas cuantiosas de ecosistemas e infraestructuras locales y que ponen en jaque cómo se gobiernan los efectos de los desastres, cómo se gobierna una situación crítica que impacta en la vida de miles de personas. La Reducción de Riesgos a Desastres implica que un conjunto de actores públicos se oriente en base a planes de desarrollo sostenible, involucrando a la sociedad civil y principalmente a las comunidades locales, pero estos factores no siempre se conjugan. Más allá del voluntarismo estos factores no siempre se conjugan positivamente, en ocasiones la legislación existe como base normativa, pero carece de recursos, en otras ocasiones los recursos existen, pero no se administran adecuadamente en tiempo y forma generando un impacto en aquello que debiera ocurrir y no ocurre. Las amenazas siempre estarán latentes, la exposición a la que las comunidades se someten no siempre es visibilizada y la carencia de organización comunitaria impacta en la posibilidad de pasar revista a las capacidades locales, las vulnerabilidades preexistentes son el conjunto de elementos perfectos para incrementar el riesgo a la que las comunidades se ven expuestas cotidianamente. Cuando un desastre ocurre quienes primero responden son las propias personas afectadas, en ocasiones sin preparación, sin recursos, tratando de sobreponerse al dolor de las pérdidas de vidas y de bienes. A partir de aquí se comienza a poner en marcha un engranaje de solidaridad desde las instituciones más cercanas, en muchos casos las Iglesias, las pequeñas congregaciones, que tratan de ayudar, de dar una mano con los brazos abiertos para sostener la vida y acoger compasivamente a quien sufre. En las últimas décadas se han incrementado los desastres, se han incrementado las crisis derivadas del cambio climático, producto de la desigualdad y de las malas políticas publicas que no invierten lo suficiente en las acciones de prevención y preparación de las comunidades para hacer frente a un desastre y activar comportamientos más resilientes; se gastan millones de dólares en la respuesta humanitaria (la cual es siempre necesaria en función de los impactos) y pocos miles de dólares en la prevención y preparación. En el ciclo de la gestión de riesgos la prevención y preparación son centrales para tener un menor impacto cuando un desastre ocurra, allí luego viene la etapa de respuesta humanitaria y reconstrucción (en sentido amplio) a veces de infraestructura, a veces de vida. Esta reconstrucción, cual recuperación implica planificar el desarrollo tratando de que se logren otras dinámicas de desarrollo más sostenibles, más viables, amigables con el medio ambiente, con inclusión social y sostenibilidad económica, también implica contar con sistemas de alertas tempranas y la máxima coordinación posible de los actores de la comunidad. La reciente epidemia de COVID-19 nos ha dejado un conjunto de efectos que aún estamos aprendiendo a reconocer, en el actual contexto los incendios forestales dan un paisaje terrible, las escasas y repentinas inundaciones sorprenden cada vez más por su capacidad de daño, las sequías prolongadas y silenciosas se consumen la vida poco a poco, desnudando lo terrible de carecer de elementos básicos para la vida. Frente a este panorama desde CREAS acompañamos a las organizaciones comunitarias y a las organizaciones basadas en la fe para poder incorporar estrategias de reducción de riesgo y de mejorar su capacidad de respuesta frente a los eventos que localmente se presentan, más allá de los aspectos técnicos promover la resiliencia personal y comunitaria junto con brindar un activa esperanza son nuestros rasgos distintivos para brindar una diaconía ecuménica, transformadora y profética para poder actuar sobre la realidad y decir más que nunca, LOS DESASTRES NO SON NATURALES.

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