Una respuesta rápida a la sequía: alianzas para garantizar derechos en comunidades del norte de Argentina

Sequía en Chaco
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Por Carmina Sánchez Corrales, Asistente de Comunicación, CREAS

Para cubrir las necesidades de consumo e higiene básica una persona necesita, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, entre 50 y 100 litros de agua diarios. Sin embargo, en el mundo hay 2300 millones que no llegan a cubrir este mínimo básico debido a la escasez que existe de agua a nivel global. 

El agua es vida. Además del consumo humano, también es necesaria para el desarrollo económico y social de un país, actividades como la agricultura y la pesca dependen de la abundancia del agua. Y para las comunidades originarias el agua tiene un profundo significado espiritual. 

Según la Organización de las Naciones Unidas, las sequías han aumentado un 29% desde 2020 y Argentina no ha estado exenta de este fenómeno. En la región del norte del país, comunidades indígenas y pequeños productores han sido los principales afectados por la falta de lluvias, pues la cantidad de agua disponible no es suficiente para abastecer las necesidades humanas, ni de los animales o huertas. Como consecuencia, las comunidades pierden su seguridad alimentaria o los ingresos económicos que el ganado menor o las huertas les pueden proveer, y deben buscar alternativas para subsistir, por ejemplo, migrando a zonas urbanas.

CREAS como organización de servicio y que trabaja por el cuidado de la casa común, el bienestar y la dignidad de las personas, reaccionó ante esta situación creando el Fondo de Respuesta Rápida y Mitigación de Efectos de la Pandemia.  Así aportamos enfocados en nuestra misión como organización, también al Objetivo de Desarrollo Sostenible – ODS- 6 “Hacer frente al reto: posibilitar el acceso al agua limpia y potable en todo el mundo”.

 

Jovenes construyendo aljibe de agua en Chaco
Construcción de aljibe en Las Tolderías, Chaco.

 

Con el FRR de CREAS ha sido posible establecer alianzas con otras organizaciones basadas en la fe – OBF – que están en la zona y conocen a las comunidades y sus necesidades más inmediatas. El Instituto de Cultura Popular – INCUPO y la Asociación para la Promoción de la Cultura y el Desarrollo – APCD – tienen como fin ayudar a las comunidades de El Chaco y Formosa a superar los efectos de la sequía en sus territorios y en sus vidas cotidianas. 

Si se garantiza el derecho al agua, se garantiza además el acceso a la alimentación de las familias de la región. Por eso, los proyectos en cooperación con estas organizaciones buscan garantizar estos derechos

“Hemos tenido una sequía muy prolongada, las lluvias no alcanzan para tener el agua que se necesita y una persona no alcanza a tener más de tres litros de agua por día”

Alberto Hug, INCUPO

En Chaco, el proyecto “Recuperación de la producción de ganado menor de las familias de las organizaciones del departamento Sargento Cabral”, en cooperación con INCUPO, fue la respuesta a la falta de agua y alimento para los animales que tenían los productores. Con capacitaciones y entregas de kits veterinarios, los productores pudieron salvar animales y garantizar un mínimo consumo familiar mientras se hacía frente a otros de los efectos de la sequía en la región: un brote de rabia.

Por otro lado, familias wichí de San Bernardo, Las tolderías y Lote 3, han podido construir aljibes con los que abastecen huertas en las que cosechan verduras para su consumo, el proyecto Derecho Al Agua Y Alimentación Saludable se adelanta, también, en cooperación con el Instituto de Cultura Popular. 

 

Huerta familiar en Las Tolderías, San Bernardo, Chaco.

En Formosa, la deforestación y la sequía han traído como consecuencia la disminución de los alimentos que se encuentran en el monte y que las comunidades solían consumir. Es necesario, entonces, introducir nuevos alimentos a las comunidades, que aprendan a usarlos y hacer un cambio de hábitos alimenticios. Allí, ACPD trabaja con 375 jóvenes, niños y niñas de tres comunidades indígenas en el proyecto Herramientas para la disminución de la violencia, mejora de hábitos alimentarios y recomposición de espacios comunitarios. 

 La construcción del aljibe que beneficia la nueva huerta es muy importante porque vamos a empezar a comer alimentos más sanos como verduras y dejamos de comer sólo fideos o harinas. 

Estela Soria, Las Tolderías

Antes de la llegada del aljibe teníamos que caminar varios kilómetros con baldes para traer agua y poder cocinar. Estoy contenta porque recibí una huerta y mi sueño era tener una huerta para sembrar verduras porque no podíamos consumirlas.

Ramona Gómez, San Bernardo.

 

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