Historias

Jóvenes de fe en accion por trabajos decentes y economías conscientes

El pasado sábado 13 y domingo 14 de noviembre tuvo lugar el Encuentro regional: Juventud trabajo decente y economías conscientes. En el evento híbrido participaron 60 jóvenes de distintas denominaciones cristianas, que estuvieron interconectados desde cuatro ciudades de latinoamérica, San Pedro Sula, Honduras; Managua, Nicaragua; Lima, Perú; Cali y Bogotá, Colombia. El espacio de encuentro buscó propiciar la escucha y el análisis de la juventud sobre la situación de trabajo actual y cómo proyectan alternativas económicas para construir una sociedad con menos desigualdades.  El encuentro Juventud, trabajo y economías conscientes fue el primer paso para la creación de una comunidad práctica de jóvenes latinoamericanos, cercanos a CREAS, que desde la inspiración de su fe proyectan y socializan servicios locales y regionales en línea con la construcción de paz y el desarrollo sostenible. Para abrir el evento, Luis Andrés Caicedo, Obispo de la Iglesia Metodista Colombiana, hizo una reflexión sobre la Carta a Filemón e invitó a los y las jóvenes participantes a ser «Comunidades de esperanza , haciendo resistencia a los poderes que se ciernen sobre las personas más vulnerables». José Óscar Henao, presentó Ecoalaene, una comunidad impulsada por CREAS, Pidesone y Fundación cambio democrático que propone contribuir a la construcción de conocimientos para una economía real, ética y sostenible, mediante las experiencias y el diálogo entre la juventud de América Latina. En su presentación también brindó a las personas participantes conceptos claves para la reflexión como el de Economías conscientes.  Por otro lado, Christian Varela, economista miembro Economía de Francisco, contó de cómo surgió la iniciativa, el proceso que ha generado y los proyectos que han surgido. Christian invitó a la juventud a repensar la economía a partir de los bienes comunes, como principio de la Economía de Francisco. Desde Cali, Martín Nates menonita y director de Justapaz, Colombia habló sobre situación laboral actual, la precariedad, formas de contratación actual especialmente en Colombia. Además, resaltó la importancia de la incidencia desde las iglesias y organizaciones, y la movilización social desde los territorios para hacer frente a las desigualdades.  Ranate Gierus, pastora asesora de justicia de género de la fundación luterana de diaconía brasil, dio a las y los jóvenes participantes el concepto de Economías feministas “El aspecto económico al que más se le debe poner atención es la vida” además señaló que “No podemos hablar de juventudes, no existe la juventud, existen juventudes diversas y plurales”. En el encuentro los y las jóvenes reunidos compartieron los desafíos que identificaron en el trabajo en grupo desde una perspectiva del modelo económico y las dificultades que les ha generado en su trabajo. Entre los principales desafíos que mencionaron todos los países reunidos están la falta de acceso a educación de calidad, el cambio climático y la violencia estructural. Además, ven como dificultad común en la región, la falta de garantías del Estado de brindar un trabajo digno enfocado en los derechos de los trabajadores y creen que el espacio de las iglesias es vital para la toma de decisiones de las personas de fe.  Las personas participantes del encuentro señalan que pudieron encontrar ideas creativas a partir del trabajo y escucha de los otros países. Desde Perú, Eloyza Gutierrez expresó “ahora con la convicción de fe y las enseñanzas recibidas, el cambio empieza por uno mismo hasta crear un mundo mejor para las futuras generaciones”. Natalia Márquez, de Colombia dijo “Espero que desde los distintos territorios cada una de las cosas aprendidas en este espacio podamos llevarlas a acciones concretas y provechosas para las juventudes”.  El evento fue organizado por organizaciones aliadas ecuménicas como CIETS, Justapaz, CASM y Alfalit Perú y sumados al llamado a la sinodalidad de la iglesia católica como oportunidad de profundización y evidencia de transformación del movimiento ecuménico en América Latina.   

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Foto: Huerta Grande

Juntas y juntos sembrando alimentos sanos y trabajo digno

Las y los habitantes del Paraje Piedra Blanca en la zona periférica de la ciudad de Córdoba en Argentina son en su mayoría inmigrantes de países limítrofes, especialmente de Bolivia, además son trabajadoras y trabajadores de la economía social y popular, por lo que tienen dificultad para acceder a seguridad social y sistema previsional.  En 2020, durante la cuarentena por la pandemia del COVID19 la comunidad tuvo problemas para adquirir alimentos pues el lugar no cuenta con verdulería ni expensa de alimentos y deben viajar hasta el barrio más cercano para obtenerlos. Por otro lado, la comunidad tampoco cuenta con acceso a agua potable y el pozo más cercano está a 150 metros. Es por esto que la Organización Huerta Grande -comunidad de fé de Córdoba- decidió, desde el año pasado, desarrollar huertas comunitarias para garantizar a las familias habitantes del paraje una alimentación sana y soberana.  Para llevar adelante esta iniciativa aplicó en junio de 2021 al apoyo del Fondo de pequeños proyectos de CREAS para desarrollar  Khuska Tapursunchis, que quiere decir “juntas y juntos sembraremos” en Quechua . El proyecto , que inició en junio de este año, buscó generar, a través de la producción agroecológica bajo invernadero, fuentes de trabajo digno e ingresos sustentables, provisión de alimentos sanos y el máximo aprovechamiento del agua para  la siembra de frutas y verduras.  Según la Huerta Grande con la siembra de los alimentos en invernadero y el sistema de recaptación de aguas lluvia se logró cubrir el 50% del agua necesaria para la producción agroecológica. Actualmente, el invernadero está en su etapa final de construcción. “Estamos terminando el invernadero, verlo materializado y saber que va a resolver la problemática de la falta de agua es muy satisfactorio” expresó, Paloma Tosini, una de las coordinadoras del proyecto.  Además del invernadero el proyecto contempló capacitaciones en técnicas de agricultura bajo cubierta, formación en valor nutricional y medicinal de los alimentos, trabajo comunitario, vida en comunidad y lectura popular de la biblia, y estrategias de venta para el comercio justo pues además de garantizar la seguridad alimentaria de las familias beneficiarias, se pretende que más adelante se puedan generar empleos dignos, a través de la comercialización de los producto cosechados. Khuska Tapursunchis, ha cambiado el entorno comunitario y actualmente aunque se enfrenta a desafíos como la organización de los tiempos de la comunidad y los de la naturaleza – pues hay un tiempo de siembra para cada producto- siguen capacitándose semanalmente junto a las 15 familias que participan del proyecto.  “Para CREAS es importante apoyar comunidades que están buscando respuestas colectivas y sostenibles .Las huertas comunitarias pueden ser una fuente de ingresos o de alimentos saludables para la comunidad. Un apoyo como este contribuye a la recuperación económica, el fortalecimiento de la comunidad y deja capacidades instaladas para su desarrollo” Rosaura Andiñach, procesos comunitarios de CREAS.   “Con el proyecto mejoraremos nuestra nutrición, nuestra calidad de vida. Cuando venimos acá cambiamos nuestra rutina, nos despejamos, hablamos con las vecinas que no nos vemos en la semana, y eso hace bien” dijo Dora, una de las participantes al preguntarle cómo el proyecto ha transformado su familia y la comunidad.  Con respecto a cómo ve el proyecto en el futuro Roxana dijo “Me imagino haciendo trueques con otros, con otras huertas. Por ejemplo, si nosotros producimos muchos tomates y otra huerta produjo mucha lechuga nos intercambiamos. Además, queremos vender otros productos que tenemos, los tejidos de Paulina, los huevos que producen las compañeras, acá en la misma comunidad y afuera”.   Con el proyecto, Huerta Grande, pretende su fortalecimiento y autonomía como organización a futuro y así continuar buscando estrategias y soluciones a otras problemáticas y necesidades que atraviesan los habitantes del paraje Piedra Grande.  

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