Carmina Sanchez

Comunidades en Acción, cooperación ecuménica que suma esperanzas

Durante  2021 CREAS reforzó su acción de diaconía en periodo de post pandemia, apoyando a organizaciones comunitarias, iglesias locales y organizaciones ecuménicas a través de Comunidades en Acción (Fondo de  Pequeños Proyectos), iniciativa de cooperación ecuménica entre CREAS y Pan para el Mundo, que busca el fortalecimiento de  capacidades y estrategias de organizaciones de base para la exigencia plena de derechos, el desarrollo socio-comunitario y la acción humanitaria. En 2021, desde Comunidades en Acción se apoyaron 44 proyectos que estuvieron enmarcados en la economía social, solidaria y popular, los derechos de las juventudes, mujeres y diversidades, alcanzando siete provincias de la Argentina: Buenos Aires, Córdoba, Chaco, Jujuy, Salta, Santiago del Estero y Santa Fé.  Este apoyo tuvo como componentes principales: la movilización de saberes, la cooperación y el intercambio de experiencias. Con estas acciones se buscó sumar esperanzas de 43 organizaciones que se estaban recuperando de los impactos del COVID-19. El 45 % de los proyectos apoyados fue llevado adelante por juventudes, 35 % por mujeres y 4,5 % por diversidades y se beneficiaron directamente en total 4.000 personas.  «El 2021 fue un año de mucho trabajo de reapertura y revinculación. Muchas organizaciones retomaron actividades, adaptaron sus espacios, desarrollaron nuevas propuestas con el desafío de organizar y transformar en un contexto aún incierto. Durante 2022 esperamos continuar el acompañamiento a estos procesos; focalizar en los jóvenes, las mujeres, las diversidades y el apoyo a las nuevas economías, como motores de la vida comunitaria y el desarrollo transformador» comentó Rosaura Andiñach, responsable de Procesos comunitarios en CREAS.

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Recrear las esperanzas desde la diaconía ecuménica. Prácticas y testimonios de diaconía ecuménica en tiempos de pandemia de Covid-19

La publicación elaborada por CREAS explora las acciones que realizaron en los inicios de la pandemia por COVID-19 las Iglesias, organizaciones comunitarias y sociales en diferentes puntos de Argentina.  Recrear las esperanzas desde la diaconía ecuménica fue posible gracias al apoyo de Christian Aid y a las experiencias y aportes compartidos por la Iglesia Evangélica Metodista Argentina (IEMA), la Pastoral Social Evangélica (PSE), las Regionales del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) de Santa Fe y Rosario, el Instituto de Cultura Popular (INCUPO), el Servicio Habitacional y Acción Social (SEHAS), la Mesa de Referentes de El Bananal, la Red de Apoyo Escolar (RAE), la Red Andando, la Red Colectivo de a Pie, la Red Coordinadora de Jardines Maternales y la Red El Encuentro. El texto reune aprendizajes, desafíos y propuestas para seguir construyendo una nueva realidad, con una nueva normalidad más sana, más justa y solidaria para encontrar estrategias y mecanismos por donde seguir adelante. Los testimonios de las actrices y actores protagónicos de la labor de diaconía ecuménica, de solidaridad práctica, cercana a lo que ocurre y dónde ocurre, en donde las personas son el centro de las acciones como sujetos de derechos y desde donde las organizaciones han jugado y juegan un rol clave para hacer frente a los primeros tiempos de la pandemia en 2020. Es una lectura recomendada para quienes desean conocer más, aprender de cómo lo han hecho otros y otras asumiendo los riesgos de un contexto crítico, de emergencia sanitaria y social altamente difícil, pero desde donde se gesta solidariamente, codo a codo atravesando miedos. Unas respuestas que la publicación recoge a partir de la sistematización de estas experiencias considerando la perspectiva espiritual que alienta, anima y descubre aquello que habita en lo cotidiano, que trasciende lo religioso y se encarna de modo concreto en la forma y en los testimonios de quienes son y han sido protagonistas en este tiempo e historia. Descarga la publicación aquí. 

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Mujeres creciendo en San Miguel, Argentina

El Centro Comunitario Creciendo está ubicado en el barrio San Ambrosio en San Miguel, provincia de Buenos Aires, donde las mujeres han tenido un papel fundamental en la conformación del barrio y del centro. Con la pandemia y el impacto que ha tenido en la vida cotidiana, en especial de las mujeres quienes se han encargado mayoritariamente de las tareas de cuidado, al centro comunitario empezaron a llegar casos de violencia doméstica y se hizo más evidente la violencia económica que han sufrido las mujeres que acuden allí. Por lo anterior, Anabella Coronel, Daniela Del Valle, y Anahí Rojas, tres de las quince mujeres que trabajan en el centro comunitario emprendieron la iniciativa “Kuña Kacuáa” que quiere decir “mujer creciendo” en guaraní, idioma originario de muchas de las familias que integran el barrio. Esta iniciativa busca brindar a través de un espacio recreativo, herramientas para reflexionar y repensar el rol de las mujeres y la crianza y desnaturalizar todo tipo de violencias hacía las mujeres.  “Desde el arte, el teatro, la meditación y el trabajo social podemos hablar sobre lo que nos atraviesa como mujeres” expresó Anabella. Según las talleristas, uno de los principales retos para enfrentar fue el tiempo disponible de las mujeres para participar en las actividades propuestas, pues a pesar de buscar un horario en el que creían que las mujeres del barrio iban a poder participar, se encontraron que justo los sábados son los días que dedican más tiempo a las tareas de cuidado de sus familias. Además, vieron la necesidad de sensibilizar primero a las mujeres que trabajan en el centro comunitario antes de salir a motivar a las mujeres del barrio. “Fue necesario empezar a trabajar desde adentro con las compañeras y con nosotras mismas porque también somos mujeres y a veces replicamos lo mismo que está afuera”  dijo Daniela quien es profesora de teatro, “cuando sana una sanamos todas, el conocernos entre nosotras como equipo nos sirvió para entender que todas venimos con una historia, que llegamos a este espacio que es un centro comunitario que está en un barrio buscando sanar y cambiar un poco la cotidianidad de las mujeres y las niñas, porque me veo reflejada en ellas” añadió. Reconocer y contar su propia historia fue fundamental para después poder hacer el acompañamiento que las mujeres del barrio necesitan y para poder prevenir las violencias “fue fundamental poder compartir nuestras situaciones de violencia anteriores y empezar a hablar sobre cómo las hemos vivido, ha hecho que ya no me duela y no me da vergüenza contar sobre esta realidad, porque entendí que no me ha pasado a mí sola. Es lo que no queremos replicar como sociedad y queremos que las mujeres se sientan acompañadas para salir de estas situaciones y queremos formar niños y varones que no repliquen violencias” expresó Anahí. “El apoyo de CREAS nos posicionó desde otro lado, llegó en el momento justo para trabajar el empoderamiento de las mujeres que hacemos parte del centro y de las que apoyamos en el barrio. Hay un antes y un después del Centro Comunitario Creciendo con Kuña Kacuáa” contó Anabella. A propósito del Día de la eliminación de las violencias contra las mujeres y las niñas, la semana del 18 al 25 de noviembre, mujeres e infantes del centro comunitario participaron en actividades de sensibilización sobre el tema. Juntas y juntos elaboraron un mural donde expresaron sus pensamientos, aprendizajes y proyecciones para una sociedad libre de violencias.

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Participación en Asamblea Eclesial de América Latina: Sinodalidad ecuménica con una perspectiva de esperanza

Compartimos mensaje de la participación de Humberto Shikiya, vicepresidente de CREAS, en la primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, organizada por el Consejo Episcopal Latinoamericano – CELAM y que reúne a todos los pueblos de la región para hacer memoria de lo acontecido en la V Conferencia General en Aparecida, y a partir del análisis de la realidad latinoamericana y sus desafíos, reavivar el compromiso pastoral por una vida plena para los pueblos de la región. “La escucha y el desborde del Espíritu son parte de los caminos intrínsecos que hace parte de la sinodalidad que hemos comenzado a vivir; en los grupos de discernimiento y en la propia asamblea a través del Zoom. La escucha y el desborde que nos he permitido generar una empatía sinodal para emprender caminos en nuestra región. Una sinodalidad que da respuesta, se involucra, ora y labora de frente a la vida cotidiana del Pueblo de Dios. Una sinodalidad que emprende caminos ecuménicos, que se convierte en sinodalidad ecuménica con una perspectiva de esperanza en una visión de proyecto de Dios y una misión común. Emprender caminos juntos en la formación y buenas prácticas de la conversión pastoral y sinodal, que sea ecuménica a partir del intercambio de las distintas sinodalidades de las Iglesias. Emprender caminos juntos que den respuestas a una región de múltiples heridas abiertas no solo producto de la pandemia del COVID 19 sino que existían previamente y que fueron profundizadas. Respuestas para una vida abundante y plena en armonía con el cuidado de la casa común. Requerimos una sinodalidad que nos convierta a una ecología integral, que sea justicia ecológica, justicia social, justicia económica e igualdad entre varones y mujeres, sin ningún tipo de discriminación. Finalmente, un hecho que quisiera compartir como testimonio de lo vivido en todos estos días de asamblea. Estoy hablando desde Cali, Colombia. Hago parte de una delegación ecuménica internacional que está realizando visitas pastorales a distintos lugares en el marco del 5° aniversario de la firma del tratado de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC-EP. Ayer visitamos la localidad de Caldono en el departamento del Cauca. Zona del pueblo indígena Nasa, pueblo comprometido con la paz y el cuidado de la Creación. Un pueblo indígena que es custodio del territorio como espacio de paz sostenible donde los ex guerrilleros han podido reencontrarse con sus familias, iniciar actividades cooperativas de agricultura ecológica, en un marco de perdón y reconciliación junto al pueblo indígena Nasa. Conocer de cerca los sueños del pueblo Nasa, ha sido un hecho que nos motiva emprender caminos juntos a nivel regional. Y quisiera compartirles lo que nos expresó el Presbítero Javier Humberto Porras, párroco de San Lorenzo de Caldono <<Trabajar solos no podemos. Necesitamos trabajar juntos entre las iglesias. El pasado cuenta pero tener un futuro, es construir esperanza. Y los podemos emprender juntos en alianza, porque nos hemos enamorado de nuestro territorio, y el amor todo lo puede>>. Que en este camino que ya hemos emprendido de sinodalidad sea de bendición para todo el Pueblo de Dios del cual somos parte como discípulos misioneros en salida”.

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Participación en consulta regional sobre buenas prácticas en resiliencia climática

Entre el 22 y el 24 de noviembre tuvo lugar en San Pedro de Macorís, República Dominicana, la consulta regional de América Latina y el Caribe sobre buenas prácticas en resiliencia climática. CREAS participó en la consulta enmarcada en una iniciativa global de ACT Alianza, con eventos en otras regiones del mundo y que tuvo como objetivos desarrollar un marco de referencia para fortalecer los enfoques de adaptación y resiliencia climática, identificar los principales desafíos a nivel de políticas y programación, y trabajar en propuestas desde la región. Desde América Latina, se profundizó en la relación entre economías que fortalezcan los ingresos de las comunidades, y sistemas de producción y consumo que valoricen los saberes locales, generen un desarrollo sostenible a nivel local, y que promueva estrategias resilientes al cambio climático. En particular, se indicó la importancia de apoyar iniciativas de soberanía y seguridad alimentaria resilientes al clima y con uso de energías limpias. El análisis permitió además profundizar en los enfoques de juventud, género, migración, y economías sostenibles. A futuro, se proyecta desarrollar iniciativas que incorporen estrategias formativas, económicas, de gestión de conocimiento, comunicación e incidencia para promover y fortalecer buenas prácticas de resiliencia climática en contextos rurales, urbanos y periurbanos, especialmente las vinculadas con la diaconía de las iglesias y las organizaciones comunitarias.

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“No se sientan solas, aquí estamos para salir juntas adelante”: Emprendedoras Virgen de Itatí

Myriam Alejandra Barraza, es jefa de hogar, salió de Santiago del Éstero (Argentina), buscando oportunidades de empleo para sostener a su familia. Es así como llegó al barrio Virgen de Itatí, una villa de emergencia, en el conurbano Buenos Aires. Allí conoció a muchas mujeres en su misma situación, con quienes intercambió saberes en artesanía y repostería, e impulsó la conformación de la Feria de Emprendedoras Virgen de Itatí, conformada por 14 mujeres, que se definen como “un grupo de mujeres emprendedoras manualistas, artesanas y gastronómicas, jefas de hogar” Myriam expresa “Nos dedicamos a producir de manera autogestiva, creemos que la mejor manera de reducir la desigualdad es a través del trabajo y constancia en la producción de nuestros productos. Desde 2010 nos venimos organizando y participando en pequeñas ferias barriales o municipales allí comercializamos nuestros productos para poder sostener nuestros hogares.” Cada mujer tiene su propio emprendimiento, algunas tejen, otras hacen repostería o manualidades. Juntas, como grupo de emprendedoras,  participan de distintas ferias en Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Con el tiempo, el grupo ha ido creciendo y así también la posibilidad de participar en más ferias de emprendedoras lo que demanda mejor equipamiento. Con el apoyo del Fondo de pequeños proyectos de CREAS, las emprendedoras lograron adquirir las herramientas para responder a la demanda de las ferias, incrementando su participación con mejor presentación y visibilidad aumentando así sus ingresos.  Las ferias representan su único ingreso, con esto se sostienen a sí mismas y a sus familias. Rosaura Andiñach,  responsable de Procesos comunitarios en CREAS expresó «Entendemos el apoyo a la Feria de emprendedoras Virgen de Itatí como una contribución a la autonomía económica de este grupo de mujeres. La justicia económica, el acceso a la producción y a la generación de ingresos propios se han vuelto elementos fundamentales para pensar el empoderamiento de las mujeres y el fin de las violencias. Ese es el sentido que desde el Fondo de pequeños proyectos, queremos darle a este tipo de apoyos» “En el grupo y en el barrio sabemos de mujeres que han sufrido distintos tipos de violencia y creen que no pueden salir adelante sin el apoyo económico del maltratador. Queremos hacerles saber que no están solas y estamos nosotras para poder contenerlas, además de un equipo profesional para enseñarles que, con sus propias manos pueden salir adelante” afirma Myriam. Las emprendedoras de Itatí están haciendo gestiones para obtener un lugar propio, un local para la venta diaria, donde exponer sus productos y capacitar a más mujeres en distintos oficios. “Nosotras distribuimos solidariamente nuestros ingresos y el trabajo para apoyarnos colectivamente, esta es nuestra manera de hacer una economía social y popular que sea sustentable y sostenible para el grupo” concluyó la emprendedora.

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Diaconía por la seguridad alimentaria en el Chaco

Castelli es una localidad de la provincia de Chaco, Argentina, ubicada a 1600 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Hace parte de la zona del Impenetrable chaqueño, una zona que presenta grandes sequías a lo largo del año que han ido aumentando con el cambio climático. La pandemia del COVID19 hizo más evidentes las dificultades de las familias de la zona, el acceso al agua, la seguridad alimentaria, la falta de conectividad o incluso de energía eléctrica. Una persona habitante de Castelli, debe caminar entre seis y diez kilómetros para tener acceso a agua potable para regar su huerta o consumir alimentos. Según la Federación Junta Unida de Misiones, las familias de Castelli son, en su mayoría, familias extensas que habitan un mismo terreno durante tres generaciones. Con la pandemia su situación económica se vio seriamente afectada, ya que muchas de estas familias viven de changas que hacen fuera de su territorio. Dentro de las familias son los y las jóvenes quienes han estado más vulnerables a las problemáticas de la zona y muchos de ellos no tienen un proyecto de vida personal. Por esto, la Junta Unida de Misiones con el apoyo de CREAS, desarrolló el Proyecto de Vida Familiar y Vida Sana Frente al Covid 19 que buscó promover través de la creación de huertas familiares, la construcción de proyectos de vida con espacios de formación virtual y presencial sobre seguridad alimentaria, liderazgo, roles y tareas para el mejoramiento de la dinámica y la economía familiar. El proyecto se enfocó en el acompañamiento a las familias porque desde ahí se llega a las personas jóvenes y la niñez. Las capacitaciones a las familias se hicieron con el apoyo del INTA  y del municipio Castelli. Además, a las familias se les brindaron herramientas de agricultura y semillas para la construcción de las huertas. Carlos Mansilla, joven estudiante de secundario que hace parte del proyecto, contó “hemos aprendido a no desperdiciar cosas como la cáscara de alimentos que no sabíamos que era buena para las huertas y las empezamos a utilizar. Con la huerta ha cambiado la salud de mi familia, el gusto de la comida. Trabajamos mi sobrina y yo, yo le he enseñado a ella a trabajarla cuando yo no estoy, nos vamos turnando” En un inicio el proyecto se planteó llegar a 20 familias de la zona, sin embargo, gracias al entusiasmo y réplica de los y las  jóvenes de la comunidad, se han sumado más jóvenes con sus familias y ahora son 30 las huertas hay en el territorio. De acuerdo con Raúl Romero, coordinador de la JUM “Los y las jóvenes son los que más han estado implicados con las huertas, que han mejorado el peso y la nutrición de las y los niños de las familias que participan en esta iniciativa” “Con la huerta en nuestra casa ahorramos. Al producir nuestros alimentos en casa los tenemos frescos todos los días y no tenemos que ir a buscarlos en otro lugar. En un principio trabajaba yo en la huerta y mi familia se inspiró y empezaron a hacer sus propias huertas” es el testimonio de Sonia Gómez, una de las jóvenes beneficiarias del proyecto, que evidencia cómo la creación de las huertas ha transformado su entorno familiar y  asegurado una alimentación sana. Desde CREAS buscamos apoyar proyectos que contribuyan al cuidado de la Casa Común, la seguridad alimentaria, la justicia social y una mejor calidad de vida para las comunidades. Rosaura Andiñach, responsable de Procesos Comunitarios en CREAS, expresó “El proyecto con la JUM responde a la necesidad de ofrecerle alternativas a los jóvenes en situación de vulnerabilidad social en un contexto en el que además la comunidad requiere iniciativas que refuercen su seguridad alimentaria. Desde el Fondo de Pequeños Proyectos encontramos muy valioso contribuir a estos procesos que abordan varias problemáticas comunitarias con propuestas integradoras”.

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Jóvenes de fe en accion por trabajos decentes y economías conscientes

El pasado sábado 13 y domingo 14 de noviembre tuvo lugar el Encuentro regional: Juventud trabajo decente y economías conscientes. En el evento híbrido participaron 60 jóvenes de distintas denominaciones cristianas, que estuvieron interconectados desde cuatro ciudades de latinoamérica, San Pedro Sula, Honduras; Managua, Nicaragua; Lima, Perú; Cali y Bogotá, Colombia. El espacio de encuentro buscó propiciar la escucha y el análisis de la juventud sobre la situación de trabajo actual y cómo proyectan alternativas económicas para construir una sociedad con menos desigualdades.  El encuentro Juventud, trabajo y economías conscientes fue el primer paso para la creación de una comunidad práctica de jóvenes latinoamericanos, cercanos a CREAS, que desde la inspiración de su fe proyectan y socializan servicios locales y regionales en línea con la construcción de paz y el desarrollo sostenible. Para abrir el evento, Luis Andrés Caicedo, Obispo de la Iglesia Metodista Colombiana, hizo una reflexión sobre la Carta a Filemón e invitó a los y las jóvenes participantes a ser «Comunidades de esperanza , haciendo resistencia a los poderes que se ciernen sobre las personas más vulnerables». José Óscar Henao, presentó Ecoalaene, una comunidad impulsada por CREAS, Pidesone y Fundación cambio democrático que propone contribuir a la construcción de conocimientos para una economía real, ética y sostenible, mediante las experiencias y el diálogo entre la juventud de América Latina. En su presentación también brindó a las personas participantes conceptos claves para la reflexión como el de Economías conscientes.  Por otro lado, Christian Varela, economista miembro Economía de Francisco, contó de cómo surgió la iniciativa, el proceso que ha generado y los proyectos que han surgido. Christian invitó a la juventud a repensar la economía a partir de los bienes comunes, como principio de la Economía de Francisco. Desde Cali, Martín Nates menonita y director de Justapaz, Colombia habló sobre situación laboral actual, la precariedad, formas de contratación actual especialmente en Colombia. Además, resaltó la importancia de la incidencia desde las iglesias y organizaciones, y la movilización social desde los territorios para hacer frente a las desigualdades.  Ranate Gierus, pastora asesora de justicia de género de la fundación luterana de diaconía brasil, dio a las y los jóvenes participantes el concepto de Economías feministas “El aspecto económico al que más se le debe poner atención es la vida” además señaló que “No podemos hablar de juventudes, no existe la juventud, existen juventudes diversas y plurales”. En el encuentro los y las jóvenes reunidos compartieron los desafíos que identificaron en el trabajo en grupo desde una perspectiva del modelo económico y las dificultades que les ha generado en su trabajo. Entre los principales desafíos que mencionaron todos los países reunidos están la falta de acceso a educación de calidad, el cambio climático y la violencia estructural. Además, ven como dificultad común en la región, la falta de garantías del Estado de brindar un trabajo digno enfocado en los derechos de los trabajadores y creen que el espacio de las iglesias es vital para la toma de decisiones de las personas de fe.  Las personas participantes del encuentro señalan que pudieron encontrar ideas creativas a partir del trabajo y escucha de los otros países. Desde Perú, Eloyza Gutierrez expresó “ahora con la convicción de fe y las enseñanzas recibidas, el cambio empieza por uno mismo hasta crear un mundo mejor para las futuras generaciones”. Natalia Márquez, de Colombia dijo “Espero que desde los distintos territorios cada una de las cosas aprendidas en este espacio podamos llevarlas a acciones concretas y provechosas para las juventudes”.  El evento fue organizado por organizaciones aliadas ecuménicas como CIETS, Justapaz, CASM y Alfalit Perú y sumados al llamado a la sinodalidad de la iglesia católica como oportunidad de profundización y evidencia de transformación del movimiento ecuménico en América Latina.   

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Encuentro regional: Juventud trabajo decente y economías conscientes

Cerca de 60 jóvenes de las ciudades de San Pedro Sula (Honduras), Managua (Nicaragua), Lima (Perú), Bogotá y Cali (Colombia), convocados por CREAS y organizaciones parceras ecuménicas y latinoamericanas,  participarán este fin de semana en un encuentro híbrido (presencial- virtual) que propiciará un espacio de escucha y análisis desde la juventud sobre cómo están encarando la situación de trabajo en la región y su conexión con la seguridad alimentaria, las desigualdades, la justicia de género y el cambio climático. Con este encuentro se busca consolidar una comunidad de practicantes jóvenes latinoamericanos cercanos a CREAS que, en perspectiva de diaconía ecuménica, compartan y proyecten acciones locales y regionales por la construcción de paz y el desarrollo sostenible. “En algunos países de América Latina CREAS ha venido implementando programas de formación con jóvenes en línea con la construcción de paz, desarrollo sostenible, fortalecimiento de proyectos económicos, sociales y de incidencia. Al hacer un diagnóstico de los sentires y experiencias de estas juventudes capacitadas por CREAS, se percibe que temas como el trabajo digno y la mejora de las economías de los jóvenes son prioritarios en sus contextos”, compartió John Martínez, asesor pedagógico en CREAS. Este encuentro es organizado con el apoyo de aliadas ecuménicas como CIETS, Justapaz, CASM y Alfalit Perú y sumados al llamado a la sinodalidad de la iglesia católica como oportunidad de profundización y evidencia de transformación del movimiento ecuménico en América Latina, en CREAS queremos que el ambiente de sinodalidad caracterice este y otros espacios de intercambio entre jóvenes de diversas confesiones cristianas. “En el plano de la fe,  los y las jóvenes son claves en la sostenibilidad de la misión de la iglesia y del ecumenismo, razón por la cual debemos prestar especial atención a los procesos de transición generacional buscando que el protagonismo de los jóvenes en la coyuntura latinoamericana se exprese en la diaconía y la solidaridad ecuménica», expresó Horacio Mesones , Director Ejecutivo de CREAS.    

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Foto: Huerta Grande

Juntas y juntos sembrando alimentos sanos y trabajo digno

Las y los habitantes del Paraje Piedra Blanca en la zona periférica de la ciudad de Córdoba en Argentina son en su mayoría inmigrantes de países limítrofes, especialmente de Bolivia, además son trabajadoras y trabajadores de la economía social y popular, por lo que tienen dificultad para acceder a seguridad social y sistema previsional.  En 2020, durante la cuarentena por la pandemia del COVID19 la comunidad tuvo problemas para adquirir alimentos pues el lugar no cuenta con verdulería ni expensa de alimentos y deben viajar hasta el barrio más cercano para obtenerlos. Por otro lado, la comunidad tampoco cuenta con acceso a agua potable y el pozo más cercano está a 150 metros. Es por esto que la Organización Huerta Grande -comunidad de fé de Córdoba- decidió, desde el año pasado, desarrollar huertas comunitarias para garantizar a las familias habitantes del paraje una alimentación sana y soberana.  Para llevar adelante esta iniciativa aplicó en junio de 2021 al apoyo del Fondo de pequeños proyectos de CREAS para desarrollar  Khuska Tapursunchis, que quiere decir “juntas y juntos sembraremos” en Quechua . El proyecto , que inició en junio de este año, buscó generar, a través de la producción agroecológica bajo invernadero, fuentes de trabajo digno e ingresos sustentables, provisión de alimentos sanos y el máximo aprovechamiento del agua para  la siembra de frutas y verduras.  Según la Huerta Grande con la siembra de los alimentos en invernadero y el sistema de recaptación de aguas lluvia se logró cubrir el 50% del agua necesaria para la producción agroecológica. Actualmente, el invernadero está en su etapa final de construcción. “Estamos terminando el invernadero, verlo materializado y saber que va a resolver la problemática de la falta de agua es muy satisfactorio” expresó, Paloma Tosini, una de las coordinadoras del proyecto.  Además del invernadero el proyecto contempló capacitaciones en técnicas de agricultura bajo cubierta, formación en valor nutricional y medicinal de los alimentos, trabajo comunitario, vida en comunidad y lectura popular de la biblia, y estrategias de venta para el comercio justo pues además de garantizar la seguridad alimentaria de las familias beneficiarias, se pretende que más adelante se puedan generar empleos dignos, a través de la comercialización de los producto cosechados. Khuska Tapursunchis, ha cambiado el entorno comunitario y actualmente aunque se enfrenta a desafíos como la organización de los tiempos de la comunidad y los de la naturaleza – pues hay un tiempo de siembra para cada producto- siguen capacitándose semanalmente junto a las 15 familias que participan del proyecto.  “Para CREAS es importante apoyar comunidades que están buscando respuestas colectivas y sostenibles .Las huertas comunitarias pueden ser una fuente de ingresos o de alimentos saludables para la comunidad. Un apoyo como este contribuye a la recuperación económica, el fortalecimiento de la comunidad y deja capacidades instaladas para su desarrollo” Rosaura Andiñach, procesos comunitarios de CREAS.   “Con el proyecto mejoraremos nuestra nutrición, nuestra calidad de vida. Cuando venimos acá cambiamos nuestra rutina, nos despejamos, hablamos con las vecinas que no nos vemos en la semana, y eso hace bien” dijo Dora, una de las participantes al preguntarle cómo el proyecto ha transformado su familia y la comunidad.  Con respecto a cómo ve el proyecto en el futuro Roxana dijo “Me imagino haciendo trueques con otros, con otras huertas. Por ejemplo, si nosotros producimos muchos tomates y otra huerta produjo mucha lechuga nos intercambiamos. Además, queremos vender otros productos que tenemos, los tejidos de Paulina, los huevos que producen las compañeras, acá en la misma comunidad y afuera”.   Con el proyecto, Huerta Grande, pretende su fortalecimiento y autonomía como organización a futuro y así continuar buscando estrategias y soluciones a otras problemáticas y necesidades que atraviesan los habitantes del paraje Piedra Grande.  

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