Argentina

Mejorando la planta de Gestión de Residuos Eléctricos y Electrónicos de Nodo TAU en Rosario

Por: Lina Salas Ramírez – lina@creas.org Coordinadora de Comunicaciones Estratégicas de CREAS La planta de gestión de residuos informáticos de Nodo TAU en Rosario, Argentina, es uno de los proyectos que CREAS ha apoyado con el Fondo de Pequeños Proyectos y, en lo personal, uno que tenía muchas ganas de investigar por la pertinencia de su labor; la conexión con poblaciones jóvenes; el servicio social y el positivo impacto ambiental que brinda. Vamos por partes. ¿Qué es Nodo TAU? “Una asociación civil dedicada a la promoción del uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs) en grupos y organizaciones sociales, particularmente aquellas que trabajan en la vigencia de los derechos sociales, civiles, económicos y ambientales de los sectores más vulnerados de la sociedad para colaborar en su inclusión social. Nodo TAU, desde una visión crítica de los fenómenos tecnológicos, promueve la democratización y el uso con buen sentido de estas herramientas, a la vez que representa, acompaña y comparte las voces de la sociedad civil en las políticas que las regulan. Está integrada por profesionales de la informática y las comunicaciones, educadores y militantes sociales dedicados a facilitar el acceso a las nuevas tecnologías a organizaciones comunitarias, barriales, eclesiales, de género, ambientales, cooperativas, grupos de base, escuelas, centros comunitarios, para fortalecer su acción institucional y que a la vez dinamicen la comunicación y organización entre todos los sectores comprometidos con la lucha contra la pobreza y la exclusión, el cuidado del ambiente, los derechos de las mujeres, de la infancia y la defensa de los derechos humanos y sociales”. Por esto, Nodo TAU tiene diversas iniciativas como las enfocadas en producir comunicaciones que formen respecto a los temas que les interesan y conecten a sus poblaciones; también participa en redes que velan por los derechos humanos y del planeta en relación con las tecnologías de la información. Uno de estos proyectos es la Planta de Gestión de Residuos Informáticos RAEE, generados por el final de la vida útil de los Aparatos Eléctricos y Electrónicos (AEE) y que son uno de los tipos de residuos sólidos urbanos (RSU) de mayor crecimiento debido a las dinámicas de uso de diversos de estos aparatos en la vida cotidiana. Entre los residuos AEE se encuentran: Grandes electrodomésticos: frigoríficos, cocinas, radiadores. Pequeños electrodomésticos: planchas, aspiradoras, cafeteras, secadores. Equipos informáticos y de telecomunicaciones: ordenadores, monitores, teléfonos. Aparatos electrónicos de bajo consumo: Radios, televisores, instrumentos musicales. Aparatos de alumbrado: bombillos, fluorescentes, LEDs. Herramientas eléctricas o electrónicas: Taladros, máquinas de coser, cortacéspedes. Juguetes y equipos deportivos o de tiempo libre: Consolas, juguetes teledirigidos, cronómetros deportivos. Aparatos médicos (excepto infectados o implantados): Termómetros, tensiómetros, estetoscopios. Instrumentos de vigilancia y control: Detectores de humo, termostatos, alarmas Máquinas expendedoras, entre otros. Los RAEE NO deben llegar a la basura. Hay dos caras de esta moneda: por un lado los RAEE tienen componentes muy valiosos (como el cobre y otros metales preciosos en las plaquetas electrónicas y procesadores) y por el otro contienen también elementos como mercurio, cadmio, plomo, bromo, selenio, bifenilos policlorados, policloruros de vinilo e ignífugos como el arsénico y el amianto, que aportan el 70 % de metales pesados a los rellenos sanitarios, donde se queman o mojan, produciendo el “lixiviado” hacia las napas subterráneas, contaminando tierra, aire y agua. “Se estima que el 50% de estos residuos están arrumbados en oficinas, hogares, entes públicos o depósitos, más del 40% se entierra o se descarta en basurales y rellenos y cerca del 10% ingresa en esquemas informales o formales de gestión de residuos”. – Nodo TAU El uso consciente de Aparatos Eléctricos y Electrónicos AEE incluye: Optimizar el uso de los aparatos y prolongar al máximo su vida útil; repararlos, evitar su deterioro. Disponer adecuadamente de los residuos en Puntos Verdes y de reciclado. Jamás a la basura, contenedores, o la vía pública. Promover sistemas locales de gestión que involucren a empresas, particulares, emprendimientos de Reciclado y logística. Desarrollo de iniciativas ciudadanas y educativas para la promoción de la reducción del RAEE y la reutilización de los aparatos. Medición de la cantidad y calidad del RAEE,y el establecimiento de metas de recuperación. Desarrollar capacidad técnica y operativa para manejar esas cantidades de residuo, y el desarrollo de mercados de valorización de lo producido. La implementación de una legislación local que incluya incentivos y cargas para la financiación transparente y sustentable del sistema. Entonces, son transversales los efectos, las causas y los/as involucrados. El asunto de los residuos eléctricos y electrónicos toca lo social, lo ambiental, lo público y lo privado. Está relacionado con intereses de los jóvenes, constituye un área de oportunidad para la generación de conocimiento, la formación de técnicos y profesionales, la generación de empleos y la contribución comunitaria al bienestar social. La planta de gestión de residuos informáticos Nodo TAU En 2019 recibimos entre los postulados para el Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS este proyecto ubicado en el barrio de Fisherton Industrial. Nodo TAU operaba desde 1995 promoviendo el uso de las Nuevas Tecnologías de la Comunicación y la Información (NTICs) en el sector social y mientras se encargaban de donar a las organizaciones sociales aparatos recuperados se dieron cuenta de que la gestión de residuos era esencial y lo incluyeron en sus líneas de trabajo. En 2017 abrieron su planta en Rosario y en 2019 la mejoraron gracias al apoyo económico del FPP de CREAS construyendo un aula para capacitaciones y reuniones grupales, donde aún se dictan talleres de reparación de PC, reparación de celulares y reparación de impresoras donde asisten tanto jóvenes que forman parte de la Planta como otres del barrio que se interesan en las capacitaciones. “Sin embargo, para la optimización del funcionamiento de la planta, se precisaba perfeccionar los procesos de trabajo y mejorar el movimiento de materiales en el galpón central. Esta situación permitiría aumentar la productividad y mejorar los ingresos del grupo, dado que se maximiza el aprovechamiento del espacio y se pueden trasladar, apilar y acopiar mayores volúmenes que luego se pueden

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Ninashpa, cerámicas en Santiago del Estero

Ninashpa: la oportunidad de la tierra en las familias de Santiago del Estero

Por: Lina Salas Ramírez Coordinadora de Comunicaciones Estratégicas CREAS lina@creas.org Ninashpa es en lengua quichua la unión de tierra y fuego. Ninashpa eligió llamarse en 2021 un grupo productivo de mujeres que elaboran cerámicas en Santiago del Estero, entre las Comisiones Municipales de Bandera Bajada, La Invernada y Vaca Huañuna. Es una de las iniciativas que hemos apoyado con nuestro Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS. La historia de Ninashpa es, para mí, un poema de resistencia; una bella muestra de nuestra naturaleza humana y la organización femenina; creativa y colectiva. “En el año 2019, veinte personas de parajes rurales de Santiago del Estero y otras veinte de otras provincias del país (Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Buenos Aires) realizamos un Campamento de trabajo productivo que giraba en torno al armado de huertas agroecológicas familiares. Lamentablemente el tiempo fue muy lluvioso esos días y poco se pudo hacer en las huertas. Pero esa dificultad abrió paso a una gran posibilidad que pudimos visualizar esos días: Nos acompañaba en el campamento Celina Veloteri, compañera ceramista de la Fundación EPyCA. Al tomar esos días contacto con el barro que estaba por todos lados, Celina se dio cuenta que con ese barro podíamos trabajar piezas de cerámica. Cerramos ese campamento con el horizonte de empezar a aprovechar esta oportunidad. En el año 2019 tuvimos nuevamente la visita de Celina Veloteri, esta vez para un campamento para comenzar el proyecto productivo de cerámica. Construimos el primer horno en Vaca Huañuna, comenzamos a aprender la técnica y dimos los primeros pasos en la producción. En octubre del año 2020, junto con la pandemia, tomó nueva fuerza el impulso del 2019. En varias zonas nos congregamos mujeres para aprender la técnica, construimos varios hornos de cerámica en Invernada Sur (2), Río Muerto (1) y El Cruce (1) y con el acompañamiento virtual de Celina fuimos aprendiendo más de este oficio”. Actualmente Ninashpa tiene 8 hornos que han elaborado las mismas mujeres, con sus manos, desde 2018, en parajes como Invernada Sur, Vaca Huañuna, Río Muerto, El Cruce, Santos Lugares y Anca Overa. Así están repartidos los grupos: El Cruce: Alicia, de 57 años; Micaela (su hija de 26) e Irma de 61. Vaca: Salma de 54, Patricia de 25, y Marisa. Río Muerto: Demetria en los 50, Cecilia 25. Invernada Sur: Eusebia, Florencia, María y Estela, todas entre 55 y 60 años. Santos Lugares: Cristian y Abel, y su hijo Edmundo con su esposa Estela. Una familia completa. Anca Overa: Sulema, Mario, Mercedes, y su familia extendida también apoya. Lucindo es otro compañero. Los hornos congregan a las familias y congregan a las comunidades, el viaje más largo que se hacen cuando se reúnen es entre El Cruce y Santos Lugares, movilizándose alrededor de 100 km (y entre una hora y media y dos de camino) que en algunos casos deben hacer en moto, dependiendo del presupuesto. Por este mismo motivo, se han decidido a producir en sus propios hornos (evitando exponer la cerámica a golpes) y se reúnen, eso sí, para continuar reforzando sus vínculos y construyendo su colectivo de manera horizontal: “Líderes somos todas, cuando nos surge algo nos juntamos a definirlo. Con Ninashpa buscamos volver a las tradiciones que heredamos. En nuestra zona era muy común que se hicieran vasijas para el agua y aunque la costumbre se había perdido, ahora todas lo hemos vuelto a hacer y quienes no las tienen, las quieren y están por tenerlas. Mientras yo hago mi vasija, hablo con mis compañeras, les explico y ellas me explican también. Intercambiamos ideas y entonces a alguna le sale un molde o una forma. Ninashpa es la lucha por mejorar como mujeres nuestra calidad de vida. En la zona hay pocas opciones laborales más que el trabajo en la propia huerta o con los animales en casa. También surgen trabajos de construcción en algunos casos y de carpintería, pero quisiéramos que se redujera la tala de árboles, aunque necesitamos trabajar. Algunas de las mujeres de nuestro grupo tienen jubilación, algunas tienen algún pequeño negocio, y para ellas también tiene un significado muy importante como lo tuvo para mí que me dedicaba a la casa y ahora estoy enfocada en mi proyecto productivo. Nos recreamos, aprendemos, creamos y vendemos lo que obtenemos de esa misma tierra que cuidamos”. Alicia Yñíguez, El Cruce. El proyecto empezó siendo labor de las madres, las tías, las abuelas. Los hombres ayudaban en tareas específicas como construir los hornos o conducir los vehículos cuando debían trasladarse, y los/as más jóvenes solían quedarse muy al margen, ayudando en tareas aisladas que se les pedían directamente. “Al vernos trabajar a nosotros en un principio nos miraban como que no les gustaba mucho”, me dijo Alicia. Esto lo quise saber de los mismos hijos y se lo pregunté a Micaela, quien había estado tímida en todo el encuentro y me dio la bonita sorpresa de una voz contundente y clara. “Nosotros no nos queríamos ensuciar tanto. Al principio yo lo veía como algo que no me gustaba. Empecé haciendo el trabajo más leve para ensuciarme lo menos posible; al menos lo digo desde mi experiencia. Después, al ver el trabajo, el cansancio, a mi mamá con las tareas más pesados, empecé a ayudarla un poco más y ahora ya me ensucio (risas). Sin ningún problema lo hago y voy aprendiendo más. Antes hacía más que nada decoración y arreglos porque es lo que más me gusta hacer. Soy profesora de pintura y dibujo así que veo un poco de mi arte en la cerámica”. – Micaela Son 25 las mujeres de Ninashpa pero alrededor de 1.500 las personas (varones y mujeres jóvenes y adultas) a las que alcanza indirectamente este proyecto: familias y amigos, compradores, personas de las comunidades. Es fascinante ver a la madre hablar de la oportunidad que surgió de la tierra misma y a la hija sentarse con ella en la misma banca, en un abrazo seguro, para hablarme juntas del impacto que esto ha tenido

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