Escrito por John Martinez, , economista, teólogo, pastor de la Iglesia Diálogos y Fe en Bogotá, Colombia. Parte del equipo del Programa de Religión y Desarrollo en CREAS.
La movilización social que ha tenido lugar en diferentes países en América Latina durante los últimos años ha sido protagonizada por jóvenes. Este sector poblacional que puede ser clasificado por su condición etarea, también puede caracterizarse por las causas que lo han llevando a visualizar múltiples reclamos y denuncias que dan cuenta de una realidad limitante de la dignidad humana.
El compromiso social y la representatividad popular de los jóvenes latinoamericanos son razones por las que es fundamental el fortalecimiento del liderazgo juvenil y su acompañamiento por parte de las organizaciones basadas en la fe y las iglesias. Los jóvenes que se manifiestan en las calles están enfrentando en primera línea las agresiones institucionalizadas, mediáticas, militares, judiciales y sistemáticas que buscan acallar, estigmatizar y reducir la fuerza juvenil vocera de problemas estructurales que van más allá de los efectos de la pandemia.
Un sondeo realizado para esta reflexión, a referentes religiosos en México, Honduras, Nicaragua, Colombia, Perú y Bolivia sobre las necesidades más sobresalientes de la juventud, expresa razones más específicas de la importancia del fortalecimiento del liderazgo juvenil. Estos referentes señalan problemas como: escasa posibilidad de culminar estudios secundarios, técnicos y universitarios; precarias oportunidades de trabajo digno y bien remunerado; prevalencia de la informalidad y subempleo; derivación en dificultades de salud mental y equilibrio emocional; agravamiento de las condiciones para las mujeres; padecimiento de una crisis de propósito de vida que incluso abarca a quienes pudieron acceder a algún tipo de estudio pero que no lo pueden realizar.
Desde CREAS promovemos el acompañamiento al liderazgo juvenil junto al sector religioso y ecuménico, porque desde nuestro trabajo, damos testimonio de cómo la formación y orientación, contribuye a la generación de propuestas y soluciones creativas que son impulsadas por la juventud con un sentido vocacional y místico de la fe.
Se necesita bastante fe e innovación frente a esta realidad que se agudiza y se torna desesperanzadora. El cruce de estos problemas complejiza aún más el escenario. Por ejemplo, la forma en que gran parte del efecto de estos problemas es asumido por las mujeres jóvenes en términos de incremento de embarazos no deseados, abuso sexual incluso en las movilizaciones sociales, o estrechamiento de posibilidades que alimentan la prostitución. Otro ejemplo, es cuando los y las jóvenes enfrentan al mismo tiempo tanto del cierre de oportunidades académicas y como de las laborales, generando efectos como grupos delincuenciales, narcotráfico en pequeña y gran escala, migración internacional y desplazamiento interno con todas sus implicaciones, y manifestaciones violentas que se convierten en caldo de cultivo para todo tipo de fines políticos y económicos.
Por tanto, los y las jóvenes siguen luchando y sobreviviendo siendo violentados y contando muertos. El acoso de las problemáticas que enfrentan paradójicamente les ha proporcionado fuerzas para resistir y propiciar nuevos tiempos. Ilustraciones de efectos del liderazgo juvenil son la defensa del orden democrático frente a la crisis política en 2019 en Bolivia y 2020 en Perú; el proceso que desde 2019 confluyó en la reforma constitucional en Chile; o la resistencia de los jóvenes en Colombia desde el sostenimiento del acuerdo de paz después del fatídico “no” en el plebiscito de 2016, hasta la movilización social por múltiples factores en 2021.
Los engranajes opresivos siguen arrebatándole todo a los jóvenes, pues les han sacado hasta los ojos literalmente y, al decir popular, les han quitado hasta el mismo miedo. Es prioritario que las organizaciones basadas en la fe y las iglesias acompañen y fortalezcan al liderazgo juvenil que busca diferentes caminos y alternativas a través de iniciativas solidarias, proyectos de igualdad, programas de justicia, redes de apoyo, movimientos estudiantiles y plataformas diversas de compromiso social. Muchos jóvenes latinoamericanos se expresan hoy de estas formas variadas habiendo agotado todos los recursos y sin nada que perder.