
Vivirá vuestro corazón para siempre
En la hora más oscura, cuando el dolor, la injusticia y el abandono parecían haber vencido, Jesús clamó desde la cruz: “Padre, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27:46). Ese clamor no fue el final, sino el inicio de una promesa que llega hasta nuestros días: incluso en el sufrimiento