salud mental

Educadoras de la cocina: sumando saberes que transforman la comunidad

Desde hace más de 30 años la Red de Organizaciones Educativas y Comunitarias nuclea 16 organizaciones situadas en el Gran Buenos Aires. Su objetivo es desarrollar propuestas para niños, niñas, adolescentes y familias de sectores populares y vulnerables. Las cocineras de los comedores –educadoras de la cocina– son, sin duda, parte vital de los centros comunitarios y educativos. En 2020, durante la emergencia de la pandemia, fueron protagonistas. Fueron ellas quienes buscaron estrategias para, aún desde la distancia, dar apoyo y estar cerca de las familias. Durante el confinamiento, las cocineras hicieron un recetario en el que, en sus propias palabras buscaban “Acercar el calor de las cocinas de nuestros centros a cada casa” y lo entregaban junto con los bolsones de alimentos a cada familia. Así aportaron ideas accesibles y nutritivas para las comidas de toda la familia. Con la experiencia de la pandemia, lograron identificar algunas cuestiones que querían reforzar en relación a la labor de las Educadoras de cocina y con las comunidades. Fue así como en 2021, con el apoyo del Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS, desarrollaron el proyecto “Pandemia y saberes compartidos” con el objetivo de “Construir herramientas concretas para fortalecer nuestro trabajo en cada comunidad, y para trabajar con las familias, en relación a los cuidados y la salud integral”. Durante 2021, tanto educadoras de cocina como familias de las organizaciones que conforman la red, participaron de encuentros y espacios de reflexión sobre salud, nutrición comunitaria y la valorización del trabajo y los saberes de las educadoras. El fin de estos espacios fue buscar estrategias para compartir estos conocimientos con adultos, niños y niñas. Estos espacios fueron: Dos talleres de salud mental, en donde reflexionaron sobre la pandemia y los cambios personales y comunitarios que atravesaron Tres talleres de salud y nutrición comunitaria Acompañamiento personalizado a cada centro comunitario “Si bien hemos logrado reflexionar y construir herramientas concretas para fortalecer nuestro trabajo en cada comunidad, y para trabajar con las familias en relación a los cuidados y la salud integral, creemos que con la ejecución de este proyecto hemos abierto una nueva puerta a partir de la cual surgen nuevos desafíos” Informe del proyecto Pandemia y saberes compartidos, 2021 Con las nuevas herramientas y conocimientos adquiridos por las Educadoras de cocina en los centros comunitarios, se evidenció un cambio con respecto a la relación con las familias. Si bien los centros comunitarios y las educadoras de cocina siempre habían estado acompañando las trayectorias de los niños, niñas y adolescentes, hacían más referencia a lo escolar. Ahora las familias se acercan con inquietudes y necesidades en relación a los cuidados de salud y nutrición. “Además de fortalecerse el grupo, hubo un cambio significativo en relación a la comunicación directa de las cocineras con las familias. Son ellas las que reciben la demanda directa del barrio, pudieron empezar a tener un rol más de comunicarse con las familias, todo lo relacionado a lo pedagógico y educativo o algo planeado por ellas, fueron ellas las encargadas de transmitirlo directamente”. Sol Belaustegui, coordinadora de la Red La tarea de las cocineras es fundamental en los centros comunitarios, los comedores nunca paran. Por eso, durante los últimos dos años la Red de Organizaciones Educativas y Comunitarias ha seguido trabajando con ellas y buscando espacios en donde ellas puedan compartir sus sentimientos frente a sus tareas. Durante 2023, las educadoras cocineras siguieron participando de espacios en donde reforzaron sus derechos como mujeres y como cocineras comunitarias. Además, tuvieron instancias de intercambio con mujeres de otras redes en relación al reconocimiento de su tarea en los comedores comunitarios. Con la actual crisis económica que vive Argentina, hay un aumento en la demanda de los comedores y nuevamente son ellas quienes reciben a las personas y tienen la tarea de dar contención. Ellas, en red, están buscando estrategias y planteando nuevos objetivos ante los desafíos que presenta el contexto. Para nuestro Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio es esencial aportar en el fortalecimiento de las organizaciones, de los esfuerzos cooperativos y de las capacidades de las personas para atender sus necesidades y solventar sus problemáticas desde un lugar de autonomía. Las mujeres son sujetos esenciales en el funcionamiento en las comunidades y, naturalmente, protagonistas de muchos de los proyectos que apoyamos y seguiremos apoyando, con la convicción de que los efectos son mucho más expansivos cuando nos centramos en ellas, las juventudes e infancias, y las personas menos favorecidas.

Leer mas »

Desafíos para la academia y las OBF: diversidad y género en la II Asamblea Qonakuy

Del 25 al 27 de octubre se está realizando en Barranquilla, ciudad industrial y capital del Caribe colombiano, la II Asamblea de la Red de Universidades Protestantes y Evangélicas de América Latina – Qonakuy. Representantes de más de 14 instituciones de educación superior de la región se congregan para intercambiar experiencias académicas, teóricas y prácticas para el Desarrollo Sostenible y nuestro Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio les acompaña como aliado. En ese marco Horacio Mesones, Director Ejecutivo de CREAS, fue invitado al conversatorio sobre Inclusión, Género y Diversidad, junto a Laura Chacón en representación del programa Colombia de la Federación Luterana Mundial. Al evento asistieron docentes, estudiantes e investigadores de la Corporación Universitaria Reformada (UniReformada), universidad anfitriona de la Asamblea y del Colegio Americano de Barranquilla, que también pertenece al sistema educativo Reformado de Barranquilla. La invitación se dio específicamente por la experiencia del Fondo de Pequeños Proyectos CREAS, en apoyo a proyectos como Juntas y Unidas. Juntas y Unidas es un emprendimiento de la economía social y solidaria dedicado al cuidado de personas en su salud, su recreación, trámites que necesiten. Es su apuesta para superar la exclusión social y habitacional, y poder construir trayectorias laborales planificadas y duraderas, basadas en su profesionalización. Es una opción autogestiva que apunta, según las palabras de sus integrantes, a un acercamiento de las personas de orientaciones sexuales e identidades diversas con la economía formal, una relación saludable con el mundo del trabajo que habilite espacios de formación y reafiliación social. El proyecto de Juntas y Unidas expone realidades de discriminación, estigma y derechos vulnerados. Nos habla de capacidades y saberes que se movilizan y se ponen en contacto. Y nos habla también de solidaridades y cooperación para dignificar vidas. Desde CREAS, mediante el Fondo de Pequeños proyectos, fortalecemos la inclusión social y económica, apoyando en este caso iniciativas de formación y equipamiento. Desde este trabajo que realizamos en CREAS, propusimos entonces, en este conversatorio en la UniReformada sobre diversidad, inclusión y género, algunas reflexiones para promover el diálogo entre los participantes en este espacio. Algunos datos relevantes compartidos en el encuentro y al final de este blog el video de la transmisión en vivo: Lo primero que nos preguntamos, desde la mirada a los derechos de las diversidades, fue el tamaño del problema, ¿cuántas personas son afectadas por su identidad llamada «diversa» (como si no fuera esa una característica humana inherente)? ¿Cuál es la extensión o la profundidad de esta problemática que, más allá de la garantía de los derechos individuales, afecta en profundidad las estructuras sociales? Recientemente el PNUD elaboró un cuerpo de indicadores para medir el avance en la efectivización de derechos basados en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Aunque en los propios documentos del PNUD se señala que las estadísticas son inexistentes, incompletas o inaccesibles en relación a las personas LGBTI, estos indicadores constituyen un marco para analizar las realidades de este sector poblacional. Los indicadores construidos por el PNUD se nuclean en cinco ejes que son esenciales de analizar: Seguridad personal y violencia Participación política y cívica Bienestar económico Salud Educación. Seguridad personal y violencia: La población LGBTI está más expuesta a la violencia física, verbal y psicológica, que incluye la probabilidad de ser expulsados de sus casas, la violencia policial, la exposición a discursos de odio (incluyendo redes sociales), situaciones que además se han agravado con la pandemia. Como demuestra un reciente informe de Caribe Afirmativo (por el reconocimiento de los derechos de la diversidad sexual, expresiones e identidades de género diversas en Colombia.), la tasa de homicidios en el Caribe colombiano contra personas LGBTI, en particular personas trans, ha aumentado de manera consistente en los últimos años. Muchos hechos de violencia no son denunciados, y las instituciones no siempre dan respuesta de manera eficaz y oportuna. Los efectos de la violencia a largo plazo derivan en afectaciones a la salud mental. Participación política y cívica: Las organizaciones que promueven los derechos de la población LGBTI sufren los efectos de la reducción del espacio habilitante para la sociedad civil, reforzadas por estigma y la discriminación. La reducción de espacio incluye en muchos países la posibilidad de constituirse como organizaciones legales, hostigamiento en redes, desacreditación pública y violencia contra sus líderes. Este punto es clave, porque cuando se reduce el espacio de la sociedad civil organizada, se afecta los sectores más vulnerables. Bienestar económico: Las dificultades para el acceso a un trabajo digno y el riesgo de vivir situaciones de acoso y violencia, refuerza y retroalimenta el riesgo de caer en la pobreza y en la inseguridad alimentaria. En particular, las personas transgénero tienen menos oportunidades de acceder al mercado laboral. Los datos muestran que los empleos se concentran en el sector servicios y en el turismo, que fueron los más afectados por la pandemia. Aunque en Sudamérica la mayoría de los países han aprobado legislaciones de unión civil o matrimonio igualitario, la ausencia de esta legislación corta la posibilidad de beneficios económicos por la vida en pareja. Salud: Los problemas se sitúan en el plano de la estigmatización y la discriminación, pero deben mencionarse también los derivados de la patologización médica (, que sigue ocurriendo pese a que desde 1990 la OMS eliminó la homosexualidad como enfermedad. El caso de Colombia es una muestra clave, pese a ser uno de los 10 países con un marco legal más amplio en términos de los derechos garantizados, es uno de los países en los que las terapias de conversión no son ilegales. A todo este marco se suman los problemas de salud mental y automedicación, agravados durante la pandemia. Educación: Las personas LGBTI sufren mayor acoso escolar, violencia física y psicológica por falta de dispositivos institucionales y de implementación de políticas integrales contra la discriminación en ambientes educativos. Los sistemas educativos resultan en muchas oportunidades expulsivos para las personas LGBTI, resultando en mayores índices de ausentismo y deserción, con el consecuente impacto en el desarrollo de habilidades para la inserción social y

Leer mas »