fondo de pequeños proyectos

Transformar para transformarse

La brecha digital que se hizo más evidente con la pandemia es más profunda en las zonas rurales y barrios populares de Argentina, generando aún más desigualdades sociales y económicas. Hoy, es prácticamente imposible pensar en estudiar, trabajar o incluso entretenerse y vincularse con otros sin el acceso a un dispositivo digital, a una buena conexión a internet o a tener los conocimientos que se requieren para su uso. El Centro de Desarrollo Popular -CDP- en el barrio Las Tunas, ubicado al norte del Área metropolitana de la provincia de Buenos Aires identificó la falta de educación y alfabetización digital en el barrio de la mano de la dificultad que tienen las personas del barrio de acceder a una computadora. Además de pensar en la brecha digital se cuestionaron sobre la basura electrónica que generan los dispositivos cuando dejan de funcionar y se desechan sin ningún tipo de gestión ambiental adecuada. Para darle solución a lo anterior, el Centro Popular de Desarrollo, desarrolló una iniciativa de formación de jóvenes y adolescentes del barrio en tecnología e informática, e implementó un proyecto productivo en el que reparando computadoras en desuso, se puedan vender a un precio accesible. Con el apoyo del Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS, la organización construyó un nuevo salón, más grande y cómodo en el que reciben a grupos más numerosos en las actividades educativas y productivas del centro. También compraron herramientas de trabajo con las que en las formaciones arreglaron varias computadoras de escritorio y una tablet. El apoyo para el mejoramiento de equipamiento e infraestructura para iniciativas desarrolladas por organizaciones comunitarias y diaconía de iglesias en los temas de nuevas economías, ecología integral y fortalecimiento organizacional, es prioritario para el Fondo de Pequeños Proyectos. De esta manera, aportamos al trabajo de dignificación de la vida en las comunidades y el cuidado de la Casa Común. Del espacio nuevo se beneficiaron todas las personas que van al CDP, el grupo de niñez (6-12 años) y otros talleres cuentan con un espacio amplio en donde realizar sus actividades.     Reciclar e intercambiar   La iniciativa del Centro de Desarrollo Popular tiene tres objetivos: Reciclar y reducir la basura tecnológica: muchas veces se descartan dispositivos a los que, reparándolos, se les podría alargar la vida útil. Encontrar maneras de arreglar, usar aplicaciones menos pesadas, sacar componentes que puedan ser usados en otros dispositivos son maneras de generar menos contaminación electrónica. En las actividades de formación el grupo aprendió sobre los componentes de las computadoras, junto con los profesores el grupo pudo distinguir, chequear y clasificar las partes que se pueden reciclar y cuáles desechar de las donaciones de dispositivos electrónicos que recibieron. Intercambio de saberes: El Centro de Desarrollo Popular está formado por jóvenes estudiantes que forman parte de la organización desde adolescentes. Ahora son ellos quienes capacitan a adolescentes en los talleres de computación y esperan que quienes están formándose puedan hacer lo mismo con los próximos grupos. En el transcurso de los talleres se consolidó la relación entre todo el grupo y los profes y todo el trabajo y aprendizaje se concretó cuando entregaron las computadoras reparadas a las familias del barrio. “Tuvimos que trabajar el tema de costos y venta a precio popular para recuperar el costo. Hubo múltiples aprendizajes no sólo en lo tecnológico sino en el servicio de la comunidad en la concientización de reciclar, reparar y no contaminar. Aprender la lógica del uso y tiro, múltiples aprendizajes en las diferentes áreas que se propusieron. Estamos muy contentos. Cuando tuvieron el lugar físico el grupo se posicionó de otra manera y empezó a trabajar mejor” Valeria Barraza, responsable del proyecto Lazos comunitarios   Para llevar adelante el proyecto productivo, el Centro de Desarrollo Popular conoció la experiencia de la Organizacion Social Fray Luis Beltran de la Boca en Buenos Aires en el que ejecutan un proyecto similar. Además, presentaron el proyecto al Municipio de Tigre en busca de donaciones de computadoras en desuso de las oficinas de la municipalidad. Contaron también con el apoyo de la Red de Apoyo Escolar y Complementaria – RAE – para la visibilización y difusión del proyecto. “Para implementar el proyecto se llevaron a cabo distintas articulaciones o colaboraciones que nos ayudaron a concretar no solo en mano de obra si no que también en materiales como donaciones de pintura, muebles de oficinas, placas de escritorios, computadoras en desusos, donaciones de teclados y monitores de modelos antiguos pero en perfecto estado para su uso”. CDP Uno de los grandes logros de este proyecto es la firma de un convenio con la Universidad Tecnológica Nacional en su sede de General Pacheco -norte del conurbano bonaerense – con el cual se articulan actividades educativas y de transmisión de conocimientos para con los participantes del proyecto productivo. “Empezamos a hacer un vínculo con la Universidad Tecnológica Nacional y nos dijeron que tal vez nos pueden becar en algunos cursos cortos de extensión y motivar a los pibes a que es un lugar posible. Hicimos una visita a la universidad, que queda cerca de nuestro centro comunitario. Es lindo habitar esos espacios donde los pibes nunca se proyectaron, va a dar hermosos frutos” Valeria Barraza Promoción de la economía solidaria   Las computadoras reparadas y armadas en el taller del Centro de Desarrollo Productivo se venden a las familias del barrio a un precio popular. Así las familias pueden acceder a un dispositivo tecnológico y el proyecto se sostiene a largo plazo. En caso de que una familia no cuente con el dinero suficiente para pagar el aparato puede acceder a este a través del trueque, intercambiando su trabajo o conocimientos. “A través de esta modalidad podemos fomentar el trabajo socio comunitario beneficiando a las familias con vulneración de derechos, por ejemplo si detectamos alguna vulneración de derecho a la vivienda (construcción de un baño, construcción de un contrapiso, revoque, etc.) El intercambio se realiza entre los propios vecinos. De esta manera reforzamos los lazos de la comunidad con el

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Música y arte para jóvenes del barrio Providencia

El objetivo del Centro Comunitario Providencia es ampliar las posibilidades de acceso a la cultura y el arte para la comunidad del barrio Providencia en José C Paz, Buenos Aires. Con una orientación artística, cultural y deportiva responde a las necesidades de los chicos y chicas que se acercan al centro comunitario. Desde 1994 el centro cultural forma parte del barrio. Hoy ahí se dan talleres de poesía y escritura, teatro, artes plásticas, fútbol y actividades deportivas, ensamble músical y murga. Se proponen abordar el arte y la cultura desde distintos lugares y ofrecer espacios de contención y sano esparcimiento para jóvenes entre los 10 y 18 años. Diez años después, en 2004, a partir de los talleres nace la murga “Gastasuelas” que ahora es parte de la esencia del centro comunitario, del barrio, y es reconocida en el ámbito murguero del conurbano bonaerense. Quienes formaron parte de la murga en ese momento, hoy son referentes y talleristas del centro comunitario. Desde hace dos años el centro comunitario es uno de los que conforman la Red El Encuentro. Con la incorporación a esta red de centro comunitarios pudieron sostener la frecuencia de los talleres y el trabajo de los talleristas. Con el apoyo del Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS, se dotó el Centro Comunitario Providencia de instrumentos como trompetas, trombones, repiques, un piano y otros materiales; fortalecieron y ampliaron el trabajo del ensamble de orquesta y la murga. El apoyo a iniciativas culturales, artísticas y recreativas, en particular cuando son promovidas desde los y las jóvenes, es una línea de trabajo prioritaria del FPP de CREAS, en la medida que contribuye a fortalecer el tejido social comunitario para promover la vida digna en los barrios. “La murga es lo que más les atrae a los pibes. Con los adolescentes teníamos el problema de que no solían engancharse con los talleres o vienen con mucha carga de violencia y era difícil atraerlos, pero la murga es lo que más les atrae. Es un espacio que les gusta y les apasiona y que, cuando lo tomamos como eje de los talleres, pibes que habían dejado de venir, volvieron. Gracias al apoyo de CREAS le podemos dar la oportunidad a los pibes de conocer y tocar instrumentos que son de difícil acceso. Es una oportunidad única. Por primera vez tenemos varios instrumentos y con ello la oportunidad de contenerlos para evitar que se pierdan y alejen del centro. Podemos ver frutos en los pibes que están muy motivados y tienen mucho potencial artístico” Julian Foresti, coordinador de los talleres musicales Lo que plantea el centro comunitario es que los talleres sean espacios que promuevan el respeto, la cooperación, la comunicación en los que la juventud sea protagonista de la construcción colectiva. Escuchan sus intereses y desde ahí trabajan en los montajes musicales que se hacen en los ensambles. En total, cincuenta jóvenes del barrio toman los talleres y se espera que sean ellos los próximos en compartir sus conocimientos a los niños y niñas que se vayan incorporando.   Más sobre el Fondo de Pequeños Proyectos   Una Casa para todos que fortalece la comunidad RE SI clando el Valle: formación productiva para cuidar el medio ambiente Jóvenes creciendo: transformando realidades en San Miguel, Buenos Aires Amasando Autonomía, proyecto productivo de jóvenes del Centro Comunitario San Cayetano Seguimos conversando en redes sociales: Facebook: @CreasLAC Instagram: @Creas_LAC LinkedIn: CREAS – Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio Twitter: @CreasTwitt  

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Una Casa para todos que fortalece la comunidad

“¿Hoy hay casita?” Es la pregunta que los habitantes del barrio San Francisquito en Rosario le hacen vía whatsapp o cuando caminan por el barrio a los y las referentes de la organización “Casa de todos”. Con el apoyo del Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS, llevaron adelante “Hay casita”, proyecto con el que ahora pueden responder de manera afirmativa a la pregunta que les llegaba constantemente. El proyecto fortalece a los diversos espacios de encuentro y contención mutua que se promueven en Casa de todos, con el objetivo de dignificar la vida de los niños, las niñas, sus familias y toda la comunidad. San Francisquito, Villa Banana y Alvear son barrios con los servicios básicos propios de la urbanización y los asentamientos irregulares. Estos barrios han crecido conforme las familias que allí habitan construyen un lugar para vivir. Allí conviven familias con diversas culturas y tradiciones. Muchas de ellas han llegado desplazadas por las condiciones de violencia de otros barrios del mismo Rosario. También llegan personas de otras provincias o incluso de países vecinos como Paraguay y Bolivia buscando una mejor calidad de vida. Sin embargo, las condiciones del entorno siguen siendo difíciles para las familias. “Las condiciones de vida han empeorado, por diversas razones, a partir de la pandemia. El desempleo amenaza con transformarse en un estado persistente, se acrecentó la violencia familiar y social y se agravó la exclusión, con el consiguiente debilitamiento de los vínculos comunitarios”, nos contaron. Para que, efectivamente, “haya casita” para promover el buen vivir entre las familias de los barrios, la organización renovó los espacios de creación, juego y esparcimiento. Su deseo era hacer la casita más habitable, segura y acogedora. “Optimizar, potenciar y enriquecer son las palabras que definen el proyecto ‘Hay casita’ para casa de todos” Marta Vitta, responsable del proyecto Además de mejorar el espacio físico de la casa para todos, empezaron a ofrecer dos talleres: Danza Folklórica y Ritmo y Movimiento para todas las edades. En el transcurso de los talleres y las tareas diarias salieron algunas reflexiones sobre algunas dificultades en la comunicación. Así que, lo que en un principio habían planteado como un espacio de capacitación para la comunidad decidieron convertirlo en un espacio para trabajar la comunicación y la interacción grupal. Los lazos comunitarios en Casa para todos     Al ampliarse el espacio los talleres de danza, que antes eran para niños, niñas y adolescentes, ahora también se ofrecen para personas adultas. Muchas de las personas que antes se limitaban a llevar a los niños y niñas a la actividad, se sumaron a esta. No sólo se promueve la diversión si no el intercambio generacional mientras se consolidan lazos familiares y comunitarios. La cantidad de adultos beneficiados por el proyecto directamente duplicó lo que habían planteado. De hecho, fue necesario abrir dos horarios más en los talleres para poder asumir la amplia acogida que tuvieron de la comunidad. “Casa de todos pudo fortalecerse como un lugar de referencia para el barrio, se amplió la participación de las familias y la posibilidad de dar talleres destinados a distintas edades. Los espacios de trabajo son más agradables y funcionales. Poder sumar juegos potenció el trabajo con las infancias y el desarrollo de la creatividad.” Marta Marzi, responsable del proyecto Los vecinos y vecinas se apropiaron de la Casa, sus espacios y sus actividades: colaboran con los talleristas, ayudan en la preparación de meriendas para los niños, ayudan con el mantenimiento general del lugar, la difusión de los eventos barriales y llevan nuevas propuestas para proyectos futuros. Las Jornadas Recreativas y Ferias Barriales que hacen cada año en la calle frente a la organización, este 2023 tuvieron una asistencia superior a la de años anteriores. La organización de estas actividades se hizo con los vecinos y vecinas en colaboración la Red Intersectorial de los Barrios San Francisquito, Alvear, Carlos Casado y Latinoamericano (conformada por distintas ONGs e Instituciones estatales de la zona).   Más Casa: la biblioteca, la ludoteca y el roperito   Parte de la renovación de la casa incluyó llevar nuevo material de lectura y juegos didácticos. Tanto la ludoteca como la biblioteca han tenido mayor concurrencia diaria y se ha incrementado el retiro de libros para leer en la casa. Al ver el interés de la comunidad en la lectura se abrió un espacio semanal de Encuentros Literarios con la colaboración de profesores y estudiantes de la Diplomatura en Prácticas Alfabetizadoras de la Universidad Nacional de Rosario. Por otro lado, con la nueva dinámica de la Casa de todos, la organización pudo acercarse más a las madres y cuidadores de los niños y niñas; y aunque no desconocen sus necesidades, decidieron preguntar directamente ¿qué más podemos aportar? Ante las respuestas decidieron volver a implementar y destinar una habitación para “el roperito”: pintaron las paredes y la acondicionaron para que sirva de lugar de guardado y organización de las donaciones. “Este espacio está ofrecido para la ayuda inmediata ante necesidades de ropa, calzado u otros artículos. Se enmarca en un acompañamiento mayor, evitando caer en una práctica meramente asistencialista. Se lleva a cabo de un modo cuidadoso, para que cada persona pueda elegir y no sentirse pasiva, recibiendo. En algunas ocasiones, se efectivizan prácticas de intercambio: algo ofrezco y algo llevo. Es, también, un momento facilitador para la charla, el diálogo, la escucha. Con la participación de vecinas, conocedoras de las necesidades de las diferentes familias del barrio, se ordenan y clasifican las distintas prendas, calzados y accesorios, entendiéndose, dichas tareas, como modos de cuidado comunitarios” “Con la amplia asistencia a las actividades y talleres se fortaleció no sólo la diversión y el intercambio sino que se logró fortalecer el intercambio entre las familias del barrio. Con el tiempo La Casa de todos se afianzó como lugar de acogida, aportando al buen vivir y a la construcción colectiva” Marta Marzi

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Amasando Autonomía, proyecto productivo de jóvenes del Centro Comunitario San Cayetano

En Moreno, provincia de Buenos Aires, jóvenes del Centro Comunitario San Cayetano se organizaron para la producción de prepizzas y su distribución a otros centros comunitarios de la zona. De esta manera, veinte jóvenes que se capacitaron en panadería y participan en el emprendimiento nacido de un proyecto productivo, tienen un ingreso con el que financian actividades en San Cayetano. La falta de oportunidades laborales en condiciones dignas para los jóvenes del centro hizo que empezaran a pensar e investigar otras formas de trabajo. Ahí surgió la idea del trabajo cooperativo como objetivo, para que cada jóven trabajador pueda tener poder, un ingreso propio y así, una mejor calidad de vida. Además, el CCSC tiene un trabajo comunitario con niñas y niños, lo que ha significado nuevos desafíos. Para lograr su objetivo y empezar a trabajar en la conformación de la cooperativa, iniciaron el proyecto Amasando Autonomía, apoyado por el Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS. Con el financiamiento pudieron comprar equipamiento como un horno, heladera, amasadoras y una mesa que les dan autonomía a la hora de elaborar los alimentos pues antes usaban las herramientas habituales de la cocina del centro comunitario. Además, pudieron capacitarse en panadería y adquirir conocimientos profesionales para desarrollar el proyecto productivo. El Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS promueve el desarrollo de experiencias de nuevas economías locales populares, solidarias y sostenibles, con apoyos para equipamiento y capacitación, como una apuesta a dignificar la vida de las y los jóvenes en sus comunidades. Quince mujeres y cinco varones hoy producen prepizzas, churros y pan relleno. Han logrado alcanzar su público objetivo para esta primera etapa: los vecinos del barrio y otros centro comunitarios les compran las prepizzas cuando su propio menú lo requiere. El intercambio de experiencias con otros jóvenes de cooperativas fue parte del proceso de aprendizaje para llevar adelante el proyecto. La cooperativa del Movimiento Campesino de Santiago del Estero, productora de dulces y conservas compartió estrategias de venta. Por otro lado, conocieron estrategias de marketing de la mano de una cooperativa de diseño. En un primer momento, la panadería estaba ubicada en un salón que les prestó la capilla del barrio, ya que en San Cayetano no contaban con un espacio para poder trabajar cómodamente. Este salón empezó obras de refacción por lo que la panadería tuvo que ser trasladada a un espacio que les concede el centro comunitario Yakacuaha, del que son vecinos. Al estar en el mismo barrio no hubo inconvenientes para la continuidad del proyecto, por el contrario fue una oportunidad para que jóvenes de Yakacuaha se unieran e integrarse más como comunidad. Allí, identificaron que en las tardes niños y niñas se acercaban a jugar y participar de algunas actividades del centro, así surgió la idea de hornear panes para darles una merienda. El proceso de Amasando Autonomía ha fortalecido el grupo de trabajo de los jóvenes del centro comunitario San Cayetano. Varios de ellos se han convertido en referentes para otros jóvenes.   Por su trabajo, doce de los jóvenes pudieron acceder al apoyo estatal Potenciar Inclusión Jóven, así cuentan con un incentivo económico mientras la cooperativa sigue tomando forma y desarrollándose como tal. Las ganancias percibidas por las ventas las ponen en un fondo común con el que han comprado materias primas, material para otros talleres del centro y financiaron un viaje colectivo. También con este fondo, hacen compras grandes de mercadería que cada uno puede llevar a su casa y así ayudar con el mercado familiar. “Trabajamos la responsabilidad, venir en un mismo horario y cumplir con las tareas, no significa ser estrictos sino ser responsables con los compañeros y compañeras. Nos enojamos y nos decimos las cosas, para mejorar y es un aprendizaje para la vida que vamos dejando a quienes vengan, la responsabilidad de que trabajamos comunitariamente. Nos sirve para en el futuro pensar en un trabajo en blanco con lo que hemos aprendido acá. Un par de compañeros ya consiguieron un trabajo con todo registrado; nos hacen falta pero es una gran alegría para nosotros ver su progreso” Mario, CC San Cayetano   Más sobre el Fondo de Pequeños Proyectos y Jóvenes Juventud, empoderamiento y desafíos: Encuentro desde la educación popular Jóvenes creciendo: transformando realidades en San Miguel, Buenos Aires ¿Qué hacen los y las jóvenes para transformar los territorios? Algunos proyectos apoyados por CREAS ¡Casa Chaco Stylo en Resistencia! Mejorando la planta de Gestión de Residuos Eléctricos y Electrónicos de Nodo TAU en Rosario Seguimos conversando en redes sociales: Facebook: @CreasLAC Instagram: @Creas_LAC LinkedIn: CREAS – Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio Twitter: @CreasTwitt  

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Jóvenes en Chaco Pan para el mundo y organizaciones comunitarias

Juventud, empoderamiento y desafíos: Encuentro desde la educación popular

13 y 14 de septiembre realizamos este encuentro de contrapartes de Pan para el Mundo de Argentina y Paraguay, ‘Juventud, empoderamiento y desafíos: Encuentro desde la educación popular’ en el que participaron jóvenes referentes de organizaciones comunitarias y representantes de: CREAS CAREF Hora de Obrar SERPAJ Paraguay Callescuela (Paraguay) Centro Comunitario Yakacuaha Red de Organizaciones Comunitarias «Monseñor Angelelli» Durante estas dos jornadas, visitamos instancias de organización comunitaria en el Gran Buenos Aires y en Capital Federal, con el objetivo de conocer experiencias de organización comunitaria para la atención de necesidades educativas, recreativas, de la salud, culturales y demás, centrándose en las necesidades de los jóvenes de comunidades vulneradas. Desde CREAS invitamos a Paola, Brayan y Nahuel, referentes jóvenes del Centro Comunitario Yakacuaha en Moreno, a través del cual hemos brindado apoyos del Fondo de Pequeños Proyectos algunas veces; los dos últimos en 2021 y 2022. «Como organizaciones que elegimos construir desde la perspectiva de la educación popular, nos parece muy importante crear lazos de intercambios constantes con movimientos y que tengan propuestas pedagógicas similares y que cada intercambio nos aporte desde la experiencia vivida». Un mundo donde quepan muchos mundos, 2022: con el que organizaron un encuentro de intercambio de jóvenes con la Universidad Campesina (MOCASE). Conectando mundos, 2021: que plantearon con el objetivo de instalar recursos tecnológicos y de capacitación en medios de comunicación comunitarios y alternativos para jóvenes del barrio y para su acompañamiento pedagógico-escolar. «Desde el Centro Cultural Yakacuaha queremos agradecer el habernos tenido en cuenta para participar del 2do encuentro ‘Juventud, empoderamiento y desafíos’. Desde lo compartido nos llevamos distintas experiencias enriquecedoras con las organizaciones, en prácticas, encuentros colectivos, el relacionarnos con diferentes culturas, escucharnos y también el ponernos en el lugar del otrx». Visitamos: Asociación Civil Cruz del Sur, González Catán Proyecto educativo y recreativo San José y Hogares de Cristo, La Matanza Haciendo rap juntxs, Glew Obra de la Parroquia Cristo Obrero, Barrio Mugica En las jornadas del 13 y 14 de septiembre visitamos las experiencias y el 2 de octubre haremos un nuevo encuentro digital para reflexionar sobre lo que hallamos y sacar conclusiones en favor de nuestras propias prácticas y las de las organizaciones que apoyamos en el fortalecimiento de sus capacidades.

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Caminos Abiertos: de la formación en costura a la producción

Por: Carmina Sánchez Corrales- Asistente de Comunicación El Centro Comunitario Caminos Abiertos es un lugar de encuentro para la comunidad del Barrio San Cristóbal en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Entre sus actividades hay propuestas de talleres productivos de serigrafía y costura. La relación de Caminos Abiertos con CREAS no es nueva. En 2019 recibió un apoyo del Fondo de Pequeños Proyectos para el fortalecimiento y producción de los talleres, que pasaron de ser un espacio de aprendizaje y formación a un espacio productivo. Con la compra de herramientas y materiales, los y las integrantes organizaron mejor su trabajo y pensaron estrategias para generar ingresos propios a partir de lo producido en el centro comunitario. Durante la pandemia cerraron muchos talleres de costura, y personas que conocían la experiencia del taller productivo se acercaron para poner la realización de los productos que necesitaban en manos de quienes participaban del taller productivo. Con esto, las mujeres con conocimientos más avanzados empezaron a dedicar su tiempo exclusivamente a la producción y se sumaron más personas a la instancia formativa. Con el crecimiento de la demanda era necesario que el taller también creciera. Las personas que participan del taller de costura son, en su mayoría, mujeres en situación de vulnerabilidad, muchas de ellas son migrantes de países como Venezuela, Colombia, Paraguay y Perú. Además, varias tienen niños a su cuidado por lo que les es difícil conseguir un trabajo fuera de su casa. La búsqueda del taller productivo de costura es que quienes asisten tengan una formación para el trabajo, con condiciones y formas de producción que se asemejan al de un taller laboral pero teniendo en cuenta las particularidades de cada persona que ahí trabaja. Abriendo Caminos, entonces, ha adaptado sus espacios para que las mujeres puedan ir con sus niños y niñas. Hay espacio de juegos, bibliotecas y el taller de costura está adaptado para que sea seguro. “Al principio hacíamos productos propios e íbamos a ferias, luego nos dimos cuenta que nos funcionaba muchísimo mejor hacer a pedido; cosemos para pequeñas marcas y emprendimientos que piden tandas chicas, el precio por producto se acuerda entre el cliente y los y las costureras, después colectivamente se decide cómo se reparte la ganancia” Agustina Pagano, docente de costura   Ampliación del taller   Este año, con un segundo apoyo del #FPPCREAS, el crecimiento del espacio físico del taller se hizo realidad. Lo que antes eran dos espacios separados, uno de corte y otro con las máquinas, pudo unirse en un solo gran taller donde la formación y la producción están juntas y pudieron destinar otro lugar para una oficina en donde se hacen las tareas de gestión del centro. Al duplicarse la superficie, el taller se ha fortalecido, más personas se están capacitando en costura y se ha generado más trabajo para satisfacer la demanda de producción que tiene el taller. Por otro lado, este nuevo espacio ha permitido que quienes forman parte del taller de costura se integren y se acoplen fácilmente con las demás actividades del centro, como el taller de serigrafía. Hasta ahora, 30 familias se han beneficiado por los ingresos que las mujeres generan en el taller productivo de costura. Si bien no todas las personas que ingresan a aprender a coser pretenden generar ingresos, todas buscan a partir de este oficio tener una mejor calidad de vida. “Hay mucho boca a boca, se van pasando la información de los talleres. Algunas mujeres se quedan mucho tiempo, otras vienen y se van al poco tiempo, hay quienes han aprendido y después consiguen trabajo en otros talleres. Hemos trabajado con personas mayores que aprenden un oficio después de jubilarse y así generan un ingreso extra ”. Agustina Pagano “Vine a Argentina a cuidar a mis nietos. Vengo al taller para salir de la casa, aprender algo nuevo y espero después poder tener algún ingreso de dinero propio” Lourdes de Venezuela.     Más sobre el Fondo de Pequeños Proyectos Casa Comunitaria Nora Cortiñas ayuda a mujeres vulneradas a integrarse a la comunidad Organización Yuraq Rumi: un bello ejemplo de autogestión por los derechos de la comunidad Transformando la comunidad con altura: Circrobacia en el Barrio Ramón Carrillo Jóvenes creciendo: transformando realidades en San Miguel, Buenos Aires Seguimos conversando en redes sociales: Facebook: @CreasLAC Instagram: @Creas_LAC LinkedIn: CREAS – Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio Twitter: @CreasTwitt    

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Transformando la comunidad con altura: Circrobacia en el Barrio Ramón Carrillo

En el barrio Ramón Carrillo, al sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, habitan 5.000 personas, muchas de ellas en condiciones de vulnerabilidad social. Además de la falta de empleo formal, infraestructura precaria y difícil acceso al transporte público, uno de los derechos más vulnerados en la zona sur de la ciudad es el derecho a la recreación y el acceso a la cultura. El Centro Educativo Comunitario Ramón Carrillo, un espacio comunitario de referencia en el barrio, busca en sus propuestas dar respuesta a la necesidad de acceso a la cultura y el ocio sano para niños, niñas y adolescentes del barrio. Si bien el centro comunitario cuenta con un espacio amplio para la realización de las actividades diarias que allí se realizan, con el apoyo de CREAS a través del Fondo de Pequeños Proyectos pudieron hacer una mejoría en el lugar y en las condiciones para las clases de acrobacia en tela y artes circenses de las que, hasta a principios de este año, participaron 16 niñas mayores de diez años. Las clases de Circrobacia, como se llama el proyecto que presentaron a nuestro Centro Ecuménico de Asesoría y Servicio con aval de la parroquia Virgen Inmaculada, se daban en un salón pequeño y las telas colgaban de un techo no muy alto e inseguro para las niñas que practicaban “los escapes” y movimientos colgadas de las telas. Este espacio además lo compartían con Las Chicuelas del ritmo, un grupo de mujeres mayores que se reúnen una vez a la semana a hacer gimnasia y bailar, y que también recibió apoyo del Fondo de Pequeños Proyectos en 2021. Ahora las Chicuelas ensayan en el salón y Circrobacia entrena en el patio de la planta baja. El deporte, el juego y la recreación, están establecidos por la Organización de Naciones Unidas como uno de los Derechos Fundamentales de niños, niñas y adolescentes. A través del juego y el disfrute está la oportunidad de aprender, encontrarse con otros y hacer comunidad. “Además de las habilidades motoras y cognitivas que desarrollan las niñas con las piruetas y trucos, lo importante es que se aprende en grupo. Los procesos son siempre grupales y así se fortalecen los vínculos entre quienes participan y también con las familias y el resto de la comunidad que estuvo presente en el desarrollo del proyecto” Carolina Sobral, profesora de acrobacia en tela El objetivo de nuestro Fondo de Pequeños Proyectos es fortalecer las capacidades de las organizaciones de base y de la diaconía y pastoral social de las iglesias, para que allí, en los barrios y comunidades, cuenten con las herramientas suficientes para atender las necesidades que surgen.   ¿Por qué mejores condiciones para hacer acrobacia y circo transforman la comunidad?   Con la compra de nuevo material, colchonetas adecuadas y telas que, con ayuda profesional, pudieron colgarse de un techo más alto, pudieron elegir un espacio más amplio y abierto a la comunidad. Es un patio por donde casi todas las personas que visitan el centro comunitario deben pasar. La comunidad es testigo de la disciplina de las niñas y del desafío de superarse a sí mismas que implica hacer una nueva acrobacia. La pertenencia de la comunidad y las familias al centro comunitario fue clave para poder llevar adelante el proyecto, fueron ellos quienes hicieron posible el traslado de todos los elementos del salón de clases en el primer piso al patio en la planta baja. Aportaron en comunidad a la creación de este espacio de formación y encuentro. Con lo anterior, muchas personas del barrio, incluso adultas, se han acercado a preguntar por las clases. Es un desafío de cara al futuro para el Centro Comunitario poder ampliar este espacio para que pueda llegar a toda la comunidad. “Que personas adultas vengan a preguntar por las clases de acrobacia hizo que nos acerquemos más a la comunidad y que nos pensemos como institución. Necesitamos el apoyo del gobierno para poder tener más horarios y profesoras para cubrir la demanda que tenemos de las personas del barrio” Carolina Sobral, profesora de acrobacia en tela El espacio de aprendizajes por fuera de la escuela que ofrece el Centro Educativo Comunitario Ramón Carrillo, sirve a las niñas y niños como espacio de encuentro y contención. Al ampliar los cupos de las clases, más niñas pueden hacer uso sano de su tiempo libre, son niñas que encuentran en la acrobacia la oportunidad de enfocarse en algo que les gusta y desafía mientras crean, desde ese lugar, nuevas amistades. ¿Qué cambió con el nuevo espacio?   Las clases son más seguras y mejores, atendiendo una demanda que tenía la comunidad, en especial las niñas de Circrobacia. Las niñas están más motivadas en su aprendizaje. Ellas mismas le muestran a las profesores los trucos que quieren aprender, pues saben que tienen un espacio seguro para practicar. Se pudo aumentar la franja etaria, antes las clases eran para niñas mayores de 10 años, ahora pueden acceder a ellas desde los 9. Se logró una mejora e innovación en los servicios a la comunidad, con lo que surge también el desafío futuro de ofrecer estos y otros servicios a jóvenes y adultos. Hasta abril participaban de las clases 16 niñas, actualmente la matrícula y la asistencia se duplicó. “Desde el Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS, entendemos que las actividades culturales, recreativas y deportivas hacen parte de la estrategia de las organizaciones para generar transformaciones en sus territorios y así dinamizar la vida comunitaria y dignificar a las personas ofreciéndoles nuevos recursos y oportunidades. Fortalecer estas actividades por medio del equipamiento, como en el caso de este proyecto, es fortalecer su estrategia” Rosaura Andinach, coordinadora FPP-CREAS

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Jóvenes creciendo: transformando realidades en San Miguel, Buenos Aires

En el Barrio San Ambrosio en San Miguel, provincia de Buenos Aires, Argentina, niños, niñas, jóvenes y mujeres adultas que asisten al Centro Comunitario Creciendo están llenos de preguntas sobre su cotidianidad y los cambios que implica crecer. El año pasado, para responder a las inquietudes de estas personas y como seguimiento al proyecto Kuñá Kacuáa, nacido en pandemia, presentaron al Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS el proyecto Mitarusu Kakuuá, que en guaraní quiere decir jóvenes creciendo, para seguir creando lazos comunitarios que puedan transformar las realidades de los y las jóvenes del barrio y sus familias. “Hay situaciones de violencia que viven o ven los chicos y chicas y son aprendidas desde la casa o la cultura misma, nosotros nos sentamos a replantearnos todo el tiempo este tipo de cosas” Daniela Del Valle, trabajadora social de Creciendo Este año la organización dio seguimiento a este proceso con el proyecto Mitarusu Kakuuá, que en guaraní quiere decir jóvenes creciendo, para seguir creando lazos comunitarios que puedan transformar las realidades de los y las jóvenes del barrio y sus familias. Desde el Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS, comprometido con el fortalecimiento de la diaconía de las iglesias y de las organizaciones comunitarias para la vida digna en las comunidades, se apoyó la compra de libros, juegos y otros materiales didácticos. Así, desde CREAS fortalecemos acciones que apunten a vidas libres de toda violencia, en la que la paz social sea una realidad en los barrios y territorios donde las iglesias y las organizaciones comunitarias trabajan por la inclusión y la dignidad de todas las personas. Con este apoyo, los chicos y chicas que asisten al Centro Comunitario Creciendo, a través de la lectura de cuentos, biografías, el trabajo educativo con audiovisuales y juegos, reflexionan y comparten vivencias cotidianas en espacios de encuentro y contención seguros, para superar la desigualdad y los patrones de violencia con los que se encuentran día a día. ¿Cuáles son los temas de los que se habla en Mitarasu Kakuuá?   Buen trato, buen vivir, cuidado propio y de los demás Cuidado del cuerpo y salud Equidad de género, Derechos y diversidades Además, el barrio cuenta con mucha población inmigrante que llegó desde Perú, Bolivia y Paraguay, con culturas distintas y formas que en ocasiones difieren de las de sus hijos e hijas. De acuerdo con las referentes del Centro, muchas mamás se han acercado al centro a agradecer por darle el espacio a sus hijos e hijas para conversar y preguntar sobre temas que ellas no se atreven a abordar o no se animan a decir en voz alta, y tienen al centro comunitario y a Mitarasu Kakuuá como un elemento más en la relación que construyen como familias. Gracias a Mitarasu Kakuuá, los y las jóvenes y el centro comunitario se han vinculado con otras organizaciones, centros comunitarios y con la escuela del barrio. A estos otros espacios, han podido llevar lo que han trabajado en el proyecto. Contó Daniela Del Valle, trabajadora social de Creciendo, que han podido llevar otra mirada de la Educación Sexual Integral, desde la cotidianidad y los aspectos vinculares y afectivos.     “Dentro del equipo del Centro Comunitario también se ve una mejoría a la hora relacionarnos entre nosotros. De respetarnos los espacios y momentos de cada uno ante las situaciones y que no todos somos iguales, que con violencia no conseguimos nada. Pueden ser frases sueltas pero a la hora de trabajar se nota mucho en el grupo de adolescentes y en el grupo de trabajo” Daniela Del Valle, trabajadora social en Creciendo Más sobre el Fondo de Pequeños Proyectos y Jóvenes   ¿Qué hacen los y las jóvenes para transformar los territorios? Algunos proyectos apoyados por CREAS ¡Casa Chaco Stylo en Resistencia! Mejorando la planta de Gestión de Residuos Eléctricos y Electrónicos de Nodo TAU en Rosario Seguimos conversando en redes sociales: Facebook: @CreasLAC Instagram: @Creas_LAC LinkedIn: CREAS – Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio Twitter: @CreasTwitt

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Nuevo mural de la sede de la Red El Encuentro

Ampliando la mirada en El Encuentro: Arte y formación para fortalecer la red

  La Red El Encuentro – como lo indica su nombre – es una red que reúne a 16 centros comunitarios del noroeste conurbano bonaerense con el objetivo común de fortalecerse como organizaciones, desde la formación permanente de sus educadores y la gestión de recursos y así lograr que los 3000 niños, niñas y adolescentes que acuden a los centros crezcan en condiciones dignas. Desde su creación en 1990, es un espacio de articulación e intercambio de experiencias de trabajo comunitario y educación popular que busca incidir en políticas públicas. Desde el Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS brindamos apoyos a organizaciones como esta con el fin de que promuevan acciones más estratégicas y a largo plazo en el trabajo comunitario, lo cual fortalece la articulación territorial y acompaña la formación de nuevos liderazgos.  A lo largo de quince años de vínculo hemos acompañado diferentes proyectos de Red El Encuentro. De acuerdo con Ana Gravina, parte del equipo de Coordinación, “el vínculo empezó con la idea de gestionar recursos y se convirtió en un vínculo honesto, de escucha y mucho apoyo. Siempre han estado atentos a nuestras necesidades”. Además mencionó que para iniciar el Centro Comunitario Las Suricatas el acompañamiento del Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio fue esencial.  Con el proyecto Ampliando la mirada, apoyado por el #FPPCREAS, la red ha podido nutrir su objetivo principal y fortalecer su identidad. Dos eventos clave han permitido esto: la renovación del mural de su sede principal y un viaje pedagógico a Rosario con el que educadores de la red pudieron expandir sus conocimientos, multiplicar saberes y generar estrategias creativas. El viaje a Rosario Educadoras y educadores de todas las áreas de trabajo de los centros (nutrición, jardín maternal, jardín infantil, escolares, jóvenes, coordinadores y delegados) conforman lo que en la red llaman “Mesas de acompañantes”; estructuras a través de las cuales se encargan de transmitir sus conocimientos y de acompañar a otros educadores en sus labores.  Cincuenta y ocho educadoras de las “mesas acompañantes”, hicieron un recorrido pedagógico y cultural por distintos lugares de Rosario, Santa Fe. Allí, junto con la Cooperativa ‘El horno está para bollos‘ visitaron La Toma Cultural y El Tríptico de la Infancia, un espacio de juegos y transformación pensado para la convivencia entre las infancias y adultos, en el que los educadores con la previa planificación y aprovechando cada momento del viaje, pudieron explorar y vivenciar nuevas herramientas pedagógicas para traer y replicar en su trabajo diario en el Conurbano de Buenos Aires.   Fue un espacio en el que me dejé llevar y pude preguntarme ¿qué es lo que los pibes sienten cuando juegan? Cada uno de los juegos requería una destreza distinta e iba pensando cómo podíamos traerlo al centro para nuestros niños y niñas. Aproveché todo, me gustó muchísimo. A futuro espero que otros compañeros tengan la oportunidad de tener esta experiencia enriquecedora para poder proyectarse y seguir armando algo colectivamente en el centro con todas las vivencias que tuvimos en este viaje. Yoseli Pogorzelek La experiencia en Rosario nos sirvió mucho para repensar nuestros centros comunitarios. Lo que más nos impactó fue la belleza de las propuestas, pensamos que nuestras infancias además del derecho a la educación y alimentación, tienen el derecho a la belleza. Evidenciamos y confirmamos algo que ya veníamos diciendo en los centros, el juego es una herramienta de aprendizaje. Lo que más quiero es que otros compañeros puedan tener esta experiencia. Me inscribí en un seminario con la persona que ideó el Tríptico de las Infancias para poder seguir estudiando y teorizar toda la experiencia práctica que tuvimos allá.  Patricia Palacio ¿Qué lograron los y las educadoras con el viaje a Rosario? Conocer la cultura de otra ciudad, enriquecerse de ella y así ampliar sus conocimientos. Vivenciar, experimentar en cada espacio visitado. Aclarar dudas respecto a las experiencias para poder transmitirlas y replicarlas exitosamente. Observar, elaborar un registro audiovisual de diferentes juegos para replicar en sus centros. Escuchar a otra organización social y sus luchas. El mural colectivo como fortalecimiento de la identidad En otro momento del proyecto Ampliando la Mirada, se llevó a cabo la creación de un mural colectivo en la fachada de la sede la Red El Encuentro, ubicada en José C. Paz. A través de jornadas semanales, la Red trabajó en conjunto para definir el diseño del mural basado en su identidad popular y comunitaria, su experiencia diaria en los centros comunitarios y en sus luchas por el reconocimiento formal de su trabajo.  Esta actividad no solo involucró a las 58 educadoras que realizaron el viaje, sino también a las comunidades de los 16 centros comunitarios que se iban turnando semana a semana en los tiempos que tenían disponibles para ir a la sede y aportar su pincelazo a la creación conjunta. Coordinadamente lograron sacar adelante este mural que, representando el encuentro en un abrazo, conectó con la identidad de quienes conforman la red y fortaleció los lazos que han tejido en los 30 años de trabajo comunitario. La Red El Encuentro se complementa con iniciativas de comunicación popular como La Sociedad de Fomento del Video Alternativo (SOFOVIAL), que forma parte del  Equipo de Comunicación la Red e hicieron un video en el que relatan cómo fue la creación de la nueva fachada.   “La vida diaria en los barrios es muy dura, y las oportunidades de placer son muy importantes desde lo pedagógico, lo afectivo y lo político” Ana Gravina La Red El Encuentro pretende continuar con los procesos de formación y fortalecimiento organizacional que se dieron gracias a Ampliando la Mirada. Los efectos de la experiencia del viaje y de la creación conjunta del mural se están viendo reflejados diariamente en el trabajo de las y los educadores de los espacios comunitarios. Actualmente, están en búsqueda de un carpintero para reproducir algunos materiales del tríptico en los Centros y llevarles a los  chicos y chicas algo de lo que pudieron experimentar; espacios de juego, aprendizaje y placer en su cotidianidad.  Fueron

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¡Comunidades en Acción! El Fondo de Pequeños Proyectos en 2022

El Fondo de Pequeños Proyectos tiene como objetivo contribuir al cambio social por medio del apoyo a las comunidades organizadas. Entendemos que fortaleciendo a estas organizaciones comunitarias, iglesias, organizaciones de base e iniciativas de la economía social y popular podemos contribuir al desarrollo territorial y la construcción de un mundo más justo. El 2022 fue un año marcado por la salida de la pandemia y la vuelta a la actividad comunitaria. Las organizaciones estuvieron enfocadas en la revinculación con la población con la que trabajan, la recuperación de los espacios de participación y con un especial enfoque en las niñas, niños y jóvenes que volvían al encuentro y quienes, como lo mencionamos en un artículo anterior, enfrentaron realidades y retos particulares respecto a su acceso a derechos económicos, espacios de entretenimiento y creación. También observamos que las mujeres, en quienes ha recaído tradicionalmente las tareas de cuidado y que durante el aislamiento de la pandemia vieron esto intensificado, se han reunido de nuevo para compartir saberes, intercambiar ideas, aprender nuevas formas de producción y producir en conjunto, reconstruyendo los espacios de participación comunitaria, productiva y política; lo cual replantea, desde el corazón de las comunidades, sus formas de desarrollo. «En 2023 vamos a continuar con los apoyos y será para CREAS un año esencial para reflexionar y recoger aprendizajes. Haremos una evaluación del impacto y los efectos del Fondo de Pequeños Proyectos en los últimos años, en conjunto con las organizaciones partícipes, lo cual nos permitirá planificar nuestras acciones e intenciones para los próximos años» – Rosaura Andiñach Coordinadora Fondo de Pequeños Proyectos CREAS Seguimos conversando en redes sociales: Facebook: @CreasLAC Instagram: @Creas_LAC LinkedIn: CREAS – Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio Twitter: @CreasTwitt  

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