fondo de pequeños proyectos

La tiendita migrante: un espacio de integración y sustentabilidad para emprendedores migrantes

El Bloque de Trabajadores Migrantes – BTM- nació en 2017 como respuesta a una modificación de la Ley Nacional de Migraciones que permitía expulsar en 72 horas a cualquier persona migrante por condenas no firmes. Se unieron, entonces, organizaciones y colectividades de migrantes de distintos países y como iniciativa del Bloque lanzaron la campaña Migrar no es delito. El Bloque creció y empezaron a dar asesorías legales en distintos barrios de Buenos Aires, y a la fecha continúan su trabajo en articulación con otras organizaciones civiles y estatales para la defensa de los derechos de las personas migrantes. La Tiendita migrante: su historia   La Tiendita Migrante es una iniciativa que nació en 2020 en el contexto del confinamiento por la pandemia de Covid-19. Surgió como una respuesta a la urgente necesidad de generar ingresos para los migrantes. Muchos de ellos, principalmente vendedores ambulantes senegaleses, se vieron imposibilitados de trabajar en la vía pública debido a las restricciones sanitarias. Lo que comenzó como la venta de “Kits Antirracistas” compuestos por remeras, barbijos y alcohol en gel se transformó en lo que hoy es la tiendita. Con el levantamiento de las restricciones por la pandemia, los vendedores y muchos trabajadores volvieron a las calles. La tiendita estuvo en pausa hasta el año pasado. En 2024, en un nuevo contexto político y económico, los artesanos integrantes del BTM respondieron a la necesidad de generar más ingresos y vieron en el espacio del Bloque una oportunidad. La tiendita 2.0   La tiendita evolucionó. Ahora es en un espacio multifacético donde ocho emprendedores de diferentes nacionalidades, incluyendo Colombia, Venezuela, Bolivia, México y Chile pueden comercializar una diversidad de productos; desde artesanías y joyería, hasta cosmética natural y cerámicas. La tienda 2.0 como la llaman quienes la integran, nació de exponer sus productos en una mesa recuperada de calle y en cajones de madera. Todo esto en el local del Bloque de Trabajadores Migrantes, ubicado en el barrio Monserrat en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “La tienda mutó. Siempre nos pasa eso, como que una cosa que en principio pensamos para solucionar un tema, al final nos termina ayudando a resolver otros. Lo importante es no perder esas herramientas y seguir alimentándolas”. Corina Rojo, mexicana, Coordinadora Comisión Socio-productiva BTM La tiendita y la Economía Social y Solidaria   Con el nuevo modelo de negocio nació también la comisión socio productiva. Un área en donde impulsan proyectos productivos de trabajo como Tiendita Migrante. Esta comisión fue la encargada de presentar este año al Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS la propuesta para mejorar la tiendita. El proyecto tiene como objetivo proporcionar un espacio físico adecuado para la organización y desarrollo de la economía social de los migrantes, así como fortalecer la infraestructura y los recursos necesarios para que los emprendedores puedan exhibir y vender sus productos de manera digna y sostenible. Con la adquisición de mesas, gazebos, y equipos de serigrafía y estampado, la Tiendita Migrante no solo mejora su capacidad operativa, sino que también crea un fondo común que garantiza la continuidad del proyecto. Además de las ventas en el local, la Tiendita Migrante se expande a través de ferias al aire libre y ventas a través de redes sociales, lo que permite ampliar el margen de comercialización y participar en espacios que fomentan la difusión de los emprendedores migrantes. Esta estrategia de comercialización se articula con otras organizaciones de la economía social y solidaria del Gran Buenos Aires, creando redes de intercambio y circulación. “La idea es apoyarnos un poco en nuestro trabajo, darnos a conocer. Yo al ser artesana siempre, como que a veces tenía un poco la idea que los migrantes que no vienen a estudiar o a hacer alguna carrera profesional, o vienen a limpiar casas o a hacer trabajo de albañilería. Hay toda una rama de migrantes que se dedican al arte, que es muy grande y no hay apoyo en ningún lado. Y esto es un poco el apoyo que nosotros les brindamos, que puedan exhibir sus trabajos, poder tener alguna calidad laboral que obviamente no le soluciona la vida a nadie, pero es el principio de algo” Corina Rojo, mexicana, Coordinadora Comisión Socio-productiva BTM Serigrafía para difundir ideas   Con el apoyo de CREAS, el BTM compró implementos para hacer serigrafía. De ahí nació también una nueva comisión. Esta nueva comisión de serigrafía se encarga de brindar talleres de esta técnica en el espacio del bloque a las personas que la quieran aprender. Además, se une con la comisión territorial. Esta comisión funciona bajo un esquema de consultoría en el que los miércoles y viernes puede acercarse al espacio del BTM cualquier persona que tenga un problema que la afecte como migrante. El objetivo es facilitar a las personas migrantes el acceso a sus derechos. También hacen jornadas de estas consultorías en los barrios con más población migrante con algún grado de vulnerabilidad como la villa 1-11-14. “Esto también es una herramienta de difusión de ideas que tenemos, combinar esa parte territorial con la serigrafía. Empezar a hacer intervenciones callejeras, a posicionarnos como un sujeto político, y hacer eso visible también, enviar mensajes en la calle. Venimos también a eso, a aprender en el taller, como tener un medio de producción, pero también una herramienta para aprender algo que también pueda ser después una salida para nosotros, para sostener el espacio, y que nos permita comunicar cosas” Daniela, colombiana, integrante de la Comisión territorial El Fondo de Pequeños Proyectos es una de nuestras herramientas para apoyar iniciativas como la del Bloque de Trabajadores Migrantes, en las que las organizaciones se fortalecen internamente al mismo tiempo que trabajan por generar oportunidades que garanticen una mejor calidad de vida a las personas en las comunidades de las que forman parte.

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Consciente colectivo, formación socio-ambiental para el futuro

Consciente Colectivo nació de la iniciativa de un grupo de jóvenes que durante la pandemia se preguntaron cómo generar transformaciones reales y concretas a las problemáticas que necesitan cambios urgentes. Es un espacio que busca, desde el trabajo colectivo, el activismo y la militancia socio-ambiental, incidir en políticas públicas y en la conciencia social y así garantizar derechos y una vida justa y digna para la población argentina. “La idea nace de pensar como jóvenes cómo vamos a intervenir en la agenda política, en las formas de relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza. Pensar distintas formas de afrontar las crisis climáticas en el sur global teniendo en cuenta que Argentina produce menos del 1% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y cómo podemos intervenir para que existan políticas de adaptación al cambio climático. Para que todos vivamos bien debemos pensar en infraestructura urbana, que es medio ambiental, en las formas de producción y consumo de alimentos en las grandes ciudades, todo esto es transversal a lo social. Las problemáticas sociales, económicas, políticas, culturales, ambientales y climáticas deben abordarse de manera conjunta.” Ariana Krochik, Cofundadora de Consciente Colectivo Desde mayo de este año, Consciente Colectivo lleva adelante un proyecto de formación interna sobre militancia de políticas públicas en materia socio-ambiental, el cual presentaron en la última convocatoria y ha sido apoyado por el Fondo de Pequeños Proyectos CREAS. La formación de la que participan 30 jóvenes que forman parte del colectivo, consta de dos talleres presenciales y diez virtuales en los que se están educando en incidencia, comunicación y educación socio-ambiental. El objetivo es que es a partir de estos encuentros se elaboren documentos con contenidos que servirán de inducción para quienes se sigan sumando a esta colectividad. De Consciente Colectivo participan jóvenes de otras organizaciones de todo el país, y la formación funciona también como espacio de intercambio de experiencias. Se espera que más adelante los contenidos que están creándose sean replicados en sus organizaciones y queden establecidos como una instancia de aprendizaje. “El desafío que tenemos ahora es repensar cómo seguir incidiendo políticamente que no sea a través del Congreso. La educación, generar capital político y formar una ciudadanía más consciente que a futuro pueda intervenir, creemos que son las claves” Ariana Krochik Durante los próximos días, Consciente Colectivo, estará participando de la L-COY2024 Cumbre Climática de las Juventudes de las Naciones Unidas, que se llevará a cabo en Santiago del Estero, Argentina. Este evento reúne jóvenes entre los 15 y 35 años que forman parte de diferentes organizaciones ambientales y sociales, y los invita a debatir y pensar juntos posibles soluciones a las problemáticas socio-ambientales del presente en la región, en medio del contexto global. Desde CREAS, a través del Fondo de Pequeños Proyectos, apoyamos iniciativas en las que, mediante el fortalecimiento de las capacidades de las organizaciones, se formen también individuos con las herramientas necesarias para asumirse como agentes activos del cuidado de la Casa común y la vida digna.   Más sobre el Fondo de Pequeños Proyectos   Cruz del Sur: arte para la prevención de violencias   El patio de las rosas: formación y economía solidaria por y para mujeres Liderazgo juvenil y recambio generacional: la experiencia del CC Belén Diez proyectos por y para mujeres apoyados con el Fondo de Pequeños Proyectos CREAS Seguimos conversando en redes sociales: Facebook: @CreasLAC Instagram: @Creas_LAC LinkedIn: CREAS – Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio Twitter: @CreasTwitt

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El patio de las rosas: formación y economía solidaria por y para mujeres

En 2016, en Lomas de Zamora, zona sur del conurbano bonaerense, un grupo de mujeres se juntaron con el objetivo de mejorar su calidad de vida y la de sus familias. Organizaron entonces un Nodo de consumo responsable. Así, desde ese año hasta el presente, cada quince días realizan compras colectivas de verduras agroecológicas y otros alimentos producidos por pequeños emprendimientos de la comunidad. El grupo se hizo más grande con el tiempo, se sumaron más mujeres con distintas realidades y conocimientos. Se empezaron a generar vínculos afectivos y lazos de solidaridad y pertenencia con la agrupación que hoy impacta a 200 familias. Así mismo, conforme pasaban los encuentros se dieron los espacios para expresar las problemáticas de las mujeres, niños, niñas y adolescentes de la comunidad, con lo cual se decidieron a crear espacios y articular redes con otras instituciones y organizaciones en busca de las soluciones. En 2018, mientras buscaban cómo fortalecerse y seguir creciendo como agrupación, conocieron el Fondo de Pequeños Proyectos CREAS y a finales de 2019 presentaron un primer proyecto al que llamaron “Del pasillo al patio” y desde entonces mantienen una relación cercana con CREAS a través del FPP. El Fondo de Pequeños Proyectos es una herramienta con la que contamos para acompañar y fortalecer el trabajo comunitario de iglesias, redes, organizaciones e iniciativas de economía social y solidaria como El Patio de las Rosas.   Del pasillo al patio   Con este primer apoyo del Fondo de Pequeños Proyectos, la agrupación compró equipamiento para el almacén del Nodo y la feria solidaria de la que participan: balanzas, carrito para transportar mercadería y estantes que hicieron más cómodas y prácticas las ventas. Por otro lado, empezaron a ofrecer talleres de soberanía alimentaria. Estos talleres se ofrecieron de manera gratuita para las mujeres que formaban parte de la agrupación y no fueron pagos para las talleristas. Durante la pandemia siguieron adelante, y los talleres se hicieron por zoom. Escritura y serigrafía La serigrafía es una técnica de impresión en el método de reproducción de documentos e imágenes sobre cualquier material, que consiste en transferir una tinta a través de una malla tensada en un marco que deja o no pasar la tinta en cada área gracias al uso de barniz. Imagen ilustrativa, Positivos© Teniendo en cuenta la experiencia del primer proyecto con el FPP CREAS y saliendo de la pandemia, presentaron una nueva propuesta al Fondo, esta vez para capacitación y compra de equipamiento para serigrafía. Y con el nuevo espacio equipado ofrecieron los talleres, que también incluyeron de ilustración. Con estas técnicas y partiendo de lo escrito por ellas mismas en los Talleres previos de Escritura Creativa, las mujeres crearon el Libro de las Mujeres del Patio, de cuyo primer tiraje ya se han vendido y circulado todos los ejemplares. Esa experiencia con la serigrafía del libro sirvió para luego compartir la formación en esta técnica con más mujeres de la comunidad, y continuar generando propuestas formativas y productivas para las mujeres. De las Ferias en el Nodo a la Cooperativa. Con cada evento y proyecto se fueron sumando más mujeres a la organización y emprendedoras a la feria solidaria. Actualmente son 30 mujeres emprendedoras que conforman la feria y venden sus productos quincenalmente en el Nodo de consumo. En el Nodo, donde se abastecen alrededor de 200 familias de la comunidad, lo principal es la confianza. No hay una persona encargada de comprar, cada quien toma los productos que necesita y hace la transferencia o pone el efectivo en la caja.  “Este primer proyecto nos fortaleció como grupo, y pudimos establecernos en la comunidad y con lo que queremos hacer. El Patio de las rosas es una agrupación de comercialización, producción y enseñanza” Laura Orsi, coordinadora de la agrupación En los primeros meses de este año, lograron establecerse como Cooperativa con doce mujeres trabajadoras. El libro de las mujeres del patio     Con el grupo consolidado y buscando una forma de valorizar los conocimientos que hay al interior del grupo al mismo tiempo que beneficiaban a otras mujeres, produjeron un libro con el objetivo de generar una nueva forma de empoderamiento económico para ellas. Para llegar a producir el libro, diez mujeres pasaron por varios talleres: escritura creativa, ilustración, serigrafía y encuadernación. Estos talleres, por los que las talleristas recibieron pago, los impartieron mujeres que ya eran parte de la agrupación. Karina Montero, a quien conocen como Peti, empezó siendo consumidora de la feria solidaria, ahora es la profesora del taller de serigrafía. “El proyecto del libro nos animó a compartir lo que ya sabíamos con otras compañeras y algunas ahora también estamos dando talleres por fuera del Patio, nos quedó la experiencia y la seguridad para hacerlo. Así generamos otros ingresos con nuestros conocimientos” Karina Montero Las diez mujeres que durante seis meses se capacitaron gratuitamente en los talleres de formación, son en su mayoría mujeres que se encargan de las tareas de cuidados del hogar. El proceso de producción del libro les dio un espacio para ellas, para encontrarse con otras y aprender nuevas habilidades con las cuales pueden generar un ingreso propio. «Fueron espacios propios para la creación de cada una. Para pensar en poner límites en lo cotidiano y poder desarrollarnos» «Reconocer que lo que le pasa a una nos pasa a todas, pudimos reconocer que en la rutina diaria se puede buscar inspiración y la frustración puesta en común puede servir de inspiración» «Compartimos nuestras historias, las historias de nuestras ancestras, nuestros deseos y nuestros sueños» «Aquí nos sostuvimos, nos convocamos, nos buscamos, nos recordamos que todas y cada una tienen un lugar y son una presencia absolutamente necesaria para el común» Testimonios de algunas mujeres que aportaron en la creación de ‘El libro de las mujeres del patio’. Con los talleres de escritura creativa, ilustración y serigrafía, concretaron el contenido de lo que sería el libro físico. Hicieron un primer evento en donde expusieron sus ilustraciones y leyeron los textos a la comunidad. Con el apoyo

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Las Chicuelas del Ritmo, mujeres líderes construyendo comunidad

El Centro Educativo Comunitario Ramón Carrillo, ubicado en el barrio del mismo nombre al sur de la Ciudad de Buenos Aires, es un espacio de referencia en donde la comunidad encuentra respuesta a sus necesidades de recreación y cultura. Las mujeres del barrio manifiestan la dificultad para encontrar espacios donde compartir, formarse y tener momentos de sano ocio, pues son ellas las que se ocupan de las tareas de cuidado del hogar y de sus hijos. Buscando ese espacio, en el taller de baile que ofrece el centro, varias mujeres conformaron el grupo “Las Chicuelas del Ritmo”. Las chicuelas, como se llaman a sí mismas, se reúnen desde 2009 todos los viernes, en un espacio donde pueden compartir y poner en palabras sus vivencias. Entre mates, bizcochos ritmos y coreografías, las chicuelas se escuchan y acompañan. En 2021, con el apoyo del Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS, equiparon y acondicionaron el salón de baile. Un espacio que compartían con las niñas y adolescentes de Circrobacia, el taller de gimnasia y arte circense que ofrece el centro comunitario. Con este apoyo de CREAS, además hicieron salidas al teatro para nutrirse de otras propuestas culturales. “La propuesta de Chicuelas es que puedan participar sin los hijos y sea un tiempo para ellas mismas. Empezaron a delegar el cuidado de los niños en padres, familiares o vecinas para ese momento de la semana. Las animó a darse ese espacio. En el grupo no sólo bailamos y hacemos ejercicio, que son actividades generalmente destinadas a los chicos y cuando crecemos las dejamos de hacer, sino que nos permitimos hablar del 8M, hacer salidas culturales o tenemos espacios de lectura. Eso les abrió a estas mujeres un mundo desconocido para ellas” Carolina Sobral, profesora de danza Un deseo que tenían desde hace varios años era mejorar el salón de ensayo para sentirse más cómodas y fortalecer el trabajo artístico. Al recibir el apoyo, éste se convirtió en un objetivo por el que trabajaron en equipo. Tanto las mujeres “históricas” del grupo, como las que se habían unido pocos meses antes, en compañía de sus familiares y allegados, formaron parte del acondicionamiento del espacio. Este trabajo colectivo fortaleció los vínculos. Se evidenció mayor sentido de pertenencia a “las chicuelas del ritmo” y al Centro Comunitario Ramón Carrillo entre las mujeres que participaron. Con los cambios el taller de baile se potenció como un espacio de encuentro, acompañamiento y contención, en donde las mujeres encuentran resoluciones conjuntas ante problemáticas que puedan surgir y de empoderamiento para vivir mejor. “No es solo ir a una clase y volver a su casa. Muchas de ellas a partir de conocerse en el espacio del taller se hicieron amigas y empezaron a compartir el cotidiano y, hoy por hoy, me cuentan que se van de vacaciones juntas, se animan a viajar juntas a sus países: por ejemplo volver a Paraguay. Se crearon vínculos, van a sus cumpleaños, se organizan fiestas sorpresas entre ellas. Las fortaleció individual y colectivamente; la participación en Chicuelas les dio un abanico de oportunidades. Lo celebramos como institución y como agentes del estado que garantizan el derecho al esparcimiento, la recreación y el tiempo libre” Carolina Sobral A lo largo de sus dos décadas de existencia, el Fondo de Pequeños Proyectos – FPP CREAS ha apoyado numerosos proyectos artísticos, culturales y deportivos. Los espacios destinados al ocio y la recreación suelen quedar marginados al abordar las necesidades de las comunidades vulnerables, y muchas veces se quedan sin la oportunidad para ampliarse, crecer y transformarse. CREAS se compromete con iniciativas de este tipo, especialmente destinadas a mujeres y niñas, pues estamos convencidos de que desempeñan un papel fundamental en la construcción comunitaria y la creación de nuevos vínculos sociales. Además, reconocemos su impacto significativo en la subjetividad de las participantes: fortalecen el autoestima, amplían las redes sociales y contribuyen a una vida más saludable en todas sus dimensiones. La existencia de un espacio como «Las chicuelas del ritmo» es el resultado tangible de la organización comunitaria. Estos lugares no sólo impulsan la transformación personal de quienes los frecuentan, sino que también fomentan una distribución más equitativa del tiempo y el trabajo, promoviendo así una comunidad más justa y equitativa. Desde CREAS somos conscientes del poder transformador que tienen las comunidades al contar con autonomía para su propio desarrollo. Los apoyos que podemos destinar a través de nuestro Fondo de Pequeños Proyectos en lo económico, en capacitación, en la organización de encuentros de articulación e intercambio, tienen el objetivo de propiciar el fortalecimiento de las organizaciones como puntos de encuentro entre las personas para la promoción de la vida digna.

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Intercambio entre Fondos de Pequeños Proyectos Argentina – Brasil

El Fondo de Pequeños Proyectos es una de las herramientas con las que cuenta CREAS hace más de veinte años para acompañar y fortalecer el trabajo de organizaciones comunitarias, iglesias, redes e iniciativas de la economía social y solidaria. Por medio de un sistema de proyectos y el apoyo económico, buscamos promover las acciones que los actores de los territorios urbanos más densamente poblados de la Argentina llevan adelante cotidianamente para mejorar la vida de las personas y construir comunidad. A finales de 2023 tuvimos la oportunidad de conocer el trabajo de otro fondo de proyectos, el Programa de Pequeños Proyectos de la Fundación Luterana de Diaconía en Porto Alegre, Brasil. Ambas organizaciones formamos parte del Colectivo de Fondos de Pequeños Proyectos de Sudamérica, que reúne organizaciones contrapartes de Pan Para el Mundo que cuentan con esta herramienta. Este segundo encuentro con la FLD (precedido por su visita en abril a conocer los proyectos que apoya CREAS en Buenos Aires), permitió intercambiar ideas, estrategias y metodologías acumuladas en tantos años. Ambas organizaciones tenemos miradas y prioridades compartidas: la más importante es que el apoyo económico es una herramienta más dentro de una metodología integral que incluye acompañar el fortalecimiento de las organizaciones con espacios de intercambio, articulación, capacitación y aprendizaje. Una metodología que permite sostener los logros del apoyo económico así como contribuye a la sostenibilidad de las organizaciones, promoviendo mejoras en la gestión, en la formación de liderazgos, en su vinculación territorial y sectorial, y, en última instancia, en su capacidad de transformación. El foco en el acompañamiento del trabajo diaconal es otro de los intereses compartidos. Como organizaciones basadas en la fe buscamos fortalecer el trabajo social de las iglesias, comunidades de fe y organizaciones ecuménicas que contribuyen con su trabajo a la dignidad de todas las personas. La diaconía ecuménica es un valor para CREAS. Fortalecer su presencia territorial y su vinculación con otras organizaciones es parte también de nuestra estrategia. La importancia de promover el liderazgo de mujeres y jóvenes también fue un punto de encuentro entre CREAS y la FLD. No solo por medio del apoyo a proyectos que los y las tengan como destinatarios sino, a su vez, promover su participación activa en la implementación de los proyectos. Las acciones apoyadas por el FPP pueden ser también herramientas de transformación al interior de las organizaciones. Se descubren capacidades en las personas, se disputan roles, se impulsan nuevos liderazgos. El año 2024 en Argentina ya se nos presenta desafiante. Una crisis social y económica que se agrava cada día y una crisis ambiental que sigue desatendida. Será nuevamente la sociedad civil organizada quien deberá encontrar formas de dar apoyo a tantos y tantas que verán sus vidas y comunidades aún más empobrecidas y sus derechos vulnerados. Desde el Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS, queremos acompañar a aquellas organizaciones comunitarias, iglesias, jóvenes y mujeres que por medio de sus acciones busquen hacer una contribución a la sostenibilidad de sus comunidades, el desarrollo de iniciativas en nuevas economías, el cuidado del ambiente, y la promoción de la convivencia democrática y de territorios de paz.

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Hilvanando Sueños en el norte de Santa Fe

Campo Hardy es una localidad pequeña y de pocos habitantes al norte de la provincia de Santa Fe. Sus habitantes, especialmente las mujeres, cuentan con pocas oportunidades de trabajo. Mujeres de Campo Hardy, nació en 2015 con el fin de generar proyectos que permitan que las mujeres de la localidad, en particular aquellas que han sufrido violencias basadas en género, tengan mejores condiciones de vida. Con el acompañamiento del Instituto Popular de Cultura – INCUPO– y el apoyo del Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS, durante el segundo semestre de 2023 empezaron el proyecto “Hilvanando sueños» con el que generaron un emprendimiento de costura familiar como salida laboral. Con el proyecto, el grupo de mujeres compró una máquina de coser y se sumó a los materiales que ya tenían, así terminaron de armar su taller textil. Junto con otras organizaciones de la zona participaron en talleres de formación de Producción y Comercialización. Allí aprendieron sobre canales de venta, nuevos mercados y el uso de las redes sociales para la promoción de sus productos. Recibieron también capacitaciones en el manejo y uso de la máquina recta y la overlock. Con los nuevos aprendizajes las mujeres empezaron a producir bolsas ecológicas, servilletas, toallas, cortinas, repasadores y otros elementos para el hogar con los que han tenido bastantes ventas en la zona. Por supuesto, también han usado estos conocimientos para confeccionar prendas para sus familiares, vecinos y amigos. Con su participación en el grupo y la capacitaciones estas mujeres no sólo tienen un ingreso económico que les ayuda con su independencia sino que, como ellas mismas lo mencionan, se sienten acompañadas y contenidas por el grupo de costura. “Ellas en la evaluación contaron que se sienten partícipes de un grupo en el que pueden contar con otras, es de mucho sostén. Descubrieron que pueden hacer otras cosas como mujeres que no sea solamente estar en su casa y ocuparse de los suyos. Socialmente implica un lugar donde participar y gestar proyectos”. Mariana Cian, INCUPO Efectos de Hilvanando Sueños   Ahora el grupo de Mujeres de Campo Hardy, es el emprendimiento de costura más reconocido en la localidad. Las mujeres han identificado ya otras demandas y nuevos espacios de venta de sus productos. Con lo anterior, las ventas aumentaron en un 10% sobre lo que tenían planeado y están alcanzando otras localidades cercanas. La confianza en sí mismas, la organización y disposición al aprendizaje han sido claves para alcanzar y superar las expectativas que se habían puesto al inicio del proyecto. En el desarrollo se evidenciaron cambios en el grupo:  Aumento de la autoestima, valoran más su propio trabajo.  Implementación de mecanismos más participativos en la toma de decisiones sobre gestiones, modos de venta y nuevos mercados.  Nuevos aprendizajes de organización autogestiva: se organizaron en dos grupos de trabajo con cronogramas de horarios para trabajar en el taller y distribución de tareas. “Las mujeres que integran el grupo han logrado fortalecer el funcionamiento del grupo en cuanto a roles. Cada una pudo asumir una tarea sobre todo en la participación; unas tienen tareas de cortar y coser, otras tesorería, difusión, contactos para la venta. Al tener definidos los roles se facilita el funcionamiento. Vemos cambios de la autonomía como mujeres en un territorio muy chico en donde la economía familiar es difícil de sostener, generar emprendimientos de mujeres que se puedan sostener a largo plazo marca un cambio importante en Campo Hardy”. Mariana Cian Lazos del proyecto   Durante el proyecto, el grupo de mujeres de Campo Hardy hizo un encuentro con el Costureras de Tacuarendí, en el que intercambiaron saberes, aprendizajes y dificultades que se les presentan en sus emprendimientos y pensaron juntas nuevas ideas y soluciones. Por otro lado, las organizaciones gestionaron un proyecto con el Ministerio de Equidad, Igualdad y Género de la provincia de Santa Fe que permitió la compra de insumos y contar con stock de telas para continuar con la confección de prendas y accesorios. El grupo de mujeres de Campo Hardy planea hacer un catálogo de los productos que tienen actualmente a la venta, crear una marca, reforzar su presencia en redes sociales y así aumentar su producción e ingresos económicos. Más sobre el Fondo de Pequeños Proyectos   Cable a tierra: formación laboral para jóvenes Transformar para transformarse Música y arte para jóvenes del barrio Providencia Una Casa para todos que fortalece la comunidad Seguimos conversando en redes sociales: Facebook: @CreasLAC Instagram: @Creas_LAC LinkedIn: CREAS – Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio Twitter: @CreasTwitt

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Cable a tierra

Cable a tierra: formación laboral para jóvenes

Por: Carmina Sánchez Corrales – Asistente de Comunicación Desde hace 24 años la Asociación Civil Cable a Tierra trabaja con niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad del barrio La Candela del Partido de La Matanza y articula con otras organizaciones de la zona oeste del Gran Buenos Aires. Viendo la necesidad de que los jóvenes de la zona se inserten en el mercado laboral, desde hace seis años Cable a Tierra ofrece talleres de formación laboral en panadería y peluquería. En 2017, tuvieron un apoyo del Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS para insumos y materiales para empezar un Taller de Panadería, que hasta ahora se sostiene de manera autogestiva. Desde 2022 ampliaron su propuesta de talleres de formación laboral en electricidad, un rubro por el que los y las jóvenes habían mostrado interés, y que además tiene salida laboral. En 2023 y con el apoyo del FPP de CREAS, los talleres se hicieron realidad. Con la compra de implementos de electricidad y el pago a los talleristas, 30 jóvenes semana a semana se hicieron presentes en Cable a Tierra para adquirir conocimientos sobre electricidad. “La propuesta es que ellos puedan tener algún ingreso trabajando de manera autónoma o en alguna empresa. La posibilidad de que sigan habitando Cable quedan abiertas, les abrimos el espacio a que si un día tienen un trabajo puedan utilizar las herramientas o si quieren venir a usar el espacio para el armado de algo y se lo llevan tienen esa posibilidad” Ivana Vallejos, responsable del proyecto Además de las habilidades técnicas que los y las jóvenes adquieren en los talleres, Cable a Tierra acompaña la trayectoria profesional y de vida de quienes participan de los espacios. De acuerdo con los intereses que vayan surgiendo, ayudan a la persona interesada a articular con otras instituciones. Así, contribuyen a que los y las jóvenes elaboren su plan de vida personal y profesional y generen proyectos autogestivos que se inserten dentro de la economía social.   Mejoras eléctricas para Cable a tierra   Los saberes adquiridos en los talleres de formación laboral fueron compartidos y puestos en práctica en la casa de Cable a Tierra como parte de la actividad comunitaria. En compañía de los talleristas los y las participantes hicieron mejoras edilicias: Colocación tomas en el espacio Arreglo de zapatillas multitomas y de un transformador Puesta de luminarias en la vereda de la casa Colocación de un timbre para personas sordas que utilizan el espacio de Cable en articulación con la Escuelita de Lengua de Señas del Oeste. El Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS promueve proyectos que fortalezcan las capacidades de las organizaciones que contribuyan a la ampliación de derechos y a que los y las jóvenes tengan un futuro y una vida más digna. “Lo que nos fortalece es tener otra propuesta alternativa a lo que veníamos haciendo, si bien es parte del eje laboral es una opción más para los pibes que no les interesa la panadería o peluquería. Los cursos de electricidad son en general inaccesibles para estos jóvenes y acá está al alcance de su mano. Sólo tienen que preguntarse por su interés y lo que quieren explorar” Ivana Vallejos Más sobre el Fondo de Pequeños Proyectos   Transformar para transformarse Música y arte para jóvenes del barrio Providencia Una Casa para todos que fortalece la comunidad RE SI clando el Valle: formación productiva para cuidar el medio ambiente     Seguimos conversando en redes sociales: Facebook: @CreasLAC Instagram: @Creas_LAC LinkedIn: CREAS – Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio Twitter: @CreasTwitt

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Transformar para transformarse

La brecha digital que se hizo más evidente con la pandemia es más profunda en las zonas rurales y barrios populares de Argentina, generando aún más desigualdades sociales y económicas. Hoy, es prácticamente imposible pensar en estudiar, trabajar o incluso entretenerse y vincularse con otros sin el acceso a un dispositivo digital, a una buena conexión a internet o a tener los conocimientos que se requieren para su uso. El Centro de Desarrollo Popular -CDP- en el barrio Las Tunas, ubicado al norte del Área metropolitana de la provincia de Buenos Aires identificó la falta de educación y alfabetización digital en el barrio de la mano de la dificultad que tienen las personas del barrio de acceder a una computadora. Además de pensar en la brecha digital se cuestionaron sobre la basura electrónica que generan los dispositivos cuando dejan de funcionar y se desechan sin ningún tipo de gestión ambiental adecuada. Para darle solución a lo anterior, el Centro Popular de Desarrollo, desarrolló una iniciativa de formación de jóvenes y adolescentes del barrio en tecnología e informática, e implementó un proyecto productivo en el que reparando computadoras en desuso, se puedan vender a un precio accesible. Con el apoyo del Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS, la organización construyó un nuevo salón, más grande y cómodo en el que reciben a grupos más numerosos en las actividades educativas y productivas del centro. También compraron herramientas de trabajo con las que en las formaciones arreglaron varias computadoras de escritorio y una tablet. El apoyo para el mejoramiento de equipamiento e infraestructura para iniciativas desarrolladas por organizaciones comunitarias y diaconía de iglesias en los temas de nuevas economías, ecología integral y fortalecimiento organizacional, es prioritario para el Fondo de Pequeños Proyectos. De esta manera, aportamos al trabajo de dignificación de la vida en las comunidades y el cuidado de la Casa Común. Del espacio nuevo se beneficiaron todas las personas que van al CDP, el grupo de niñez (6-12 años) y otros talleres cuentan con un espacio amplio en donde realizar sus actividades.     Reciclar e intercambiar   La iniciativa del Centro de Desarrollo Popular tiene tres objetivos: Reciclar y reducir la basura tecnológica: muchas veces se descartan dispositivos a los que, reparándolos, se les podría alargar la vida útil. Encontrar maneras de arreglar, usar aplicaciones menos pesadas, sacar componentes que puedan ser usados en otros dispositivos son maneras de generar menos contaminación electrónica. En las actividades de formación el grupo aprendió sobre los componentes de las computadoras, junto con los profesores el grupo pudo distinguir, chequear y clasificar las partes que se pueden reciclar y cuáles desechar de las donaciones de dispositivos electrónicos que recibieron. Intercambio de saberes: El Centro de Desarrollo Popular está formado por jóvenes estudiantes que forman parte de la organización desde adolescentes. Ahora son ellos quienes capacitan a adolescentes en los talleres de computación y esperan que quienes están formándose puedan hacer lo mismo con los próximos grupos. En el transcurso de los talleres se consolidó la relación entre todo el grupo y los profes y todo el trabajo y aprendizaje se concretó cuando entregaron las computadoras reparadas a las familias del barrio. “Tuvimos que trabajar el tema de costos y venta a precio popular para recuperar el costo. Hubo múltiples aprendizajes no sólo en lo tecnológico sino en el servicio de la comunidad en la concientización de reciclar, reparar y no contaminar. Aprender la lógica del uso y tiro, múltiples aprendizajes en las diferentes áreas que se propusieron. Estamos muy contentos. Cuando tuvieron el lugar físico el grupo se posicionó de otra manera y empezó a trabajar mejor” Valeria Barraza, responsable del proyecto Lazos comunitarios   Para llevar adelante el proyecto productivo, el Centro de Desarrollo Popular conoció la experiencia de la Organizacion Social Fray Luis Beltran de la Boca en Buenos Aires en el que ejecutan un proyecto similar. Además, presentaron el proyecto al Municipio de Tigre en busca de donaciones de computadoras en desuso de las oficinas de la municipalidad. Contaron también con el apoyo de la Red de Apoyo Escolar y Complementaria – RAE – para la visibilización y difusión del proyecto. “Para implementar el proyecto se llevaron a cabo distintas articulaciones o colaboraciones que nos ayudaron a concretar no solo en mano de obra si no que también en materiales como donaciones de pintura, muebles de oficinas, placas de escritorios, computadoras en desusos, donaciones de teclados y monitores de modelos antiguos pero en perfecto estado para su uso”. CDP Uno de los grandes logros de este proyecto es la firma de un convenio con la Universidad Tecnológica Nacional en su sede de General Pacheco -norte del conurbano bonaerense – con el cual se articulan actividades educativas y de transmisión de conocimientos para con los participantes del proyecto productivo. “Empezamos a hacer un vínculo con la Universidad Tecnológica Nacional y nos dijeron que tal vez nos pueden becar en algunos cursos cortos de extensión y motivar a los pibes a que es un lugar posible. Hicimos una visita a la universidad, que queda cerca de nuestro centro comunitario. Es lindo habitar esos espacios donde los pibes nunca se proyectaron, va a dar hermosos frutos” Valeria Barraza Promoción de la economía solidaria   Las computadoras reparadas y armadas en el taller del Centro de Desarrollo Productivo se venden a las familias del barrio a un precio popular. Así las familias pueden acceder a un dispositivo tecnológico y el proyecto se sostiene a largo plazo. En caso de que una familia no cuente con el dinero suficiente para pagar el aparato puede acceder a este a través del trueque, intercambiando su trabajo o conocimientos. “A través de esta modalidad podemos fomentar el trabajo socio comunitario beneficiando a las familias con vulneración de derechos, por ejemplo si detectamos alguna vulneración de derecho a la vivienda (construcción de un baño, construcción de un contrapiso, revoque, etc.) El intercambio se realiza entre los propios vecinos. De esta manera reforzamos los lazos de la comunidad con el

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Música y arte para jóvenes del barrio Providencia

El objetivo del Centro Comunitario Providencia es ampliar las posibilidades de acceso a la cultura y el arte para la comunidad del barrio Providencia en José C Paz, Buenos Aires. Con una orientación artística, cultural y deportiva responde a las necesidades de los chicos y chicas que se acercan al centro comunitario. Desde 1994 el centro cultural forma parte del barrio. Hoy ahí se dan talleres de poesía y escritura, teatro, artes plásticas, fútbol y actividades deportivas, ensamble músical y murga. Se proponen abordar el arte y la cultura desde distintos lugares y ofrecer espacios de contención y sano esparcimiento para jóvenes entre los 10 y 18 años. Diez años después, en 2004, a partir de los talleres nace la murga “Gastasuelas” que ahora es parte de la esencia del centro comunitario, del barrio, y es reconocida en el ámbito murguero del conurbano bonaerense. Quienes formaron parte de la murga en ese momento, hoy son referentes y talleristas del centro comunitario. Desde hace dos años el centro comunitario es uno de los que conforman la Red El Encuentro. Con la incorporación a esta red de centro comunitarios pudieron sostener la frecuencia de los talleres y el trabajo de los talleristas. Con el apoyo del Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS, se dotó el Centro Comunitario Providencia de instrumentos como trompetas, trombones, repiques, un piano y otros materiales; fortalecieron y ampliaron el trabajo del ensamble de orquesta y la murga. El apoyo a iniciativas culturales, artísticas y recreativas, en particular cuando son promovidas desde los y las jóvenes, es una línea de trabajo prioritaria del FPP de CREAS, en la medida que contribuye a fortalecer el tejido social comunitario para promover la vida digna en los barrios. “La murga es lo que más les atrae a los pibes. Con los adolescentes teníamos el problema de que no solían engancharse con los talleres o vienen con mucha carga de violencia y era difícil atraerlos, pero la murga es lo que más les atrae. Es un espacio que les gusta y les apasiona y que, cuando lo tomamos como eje de los talleres, pibes que habían dejado de venir, volvieron. Gracias al apoyo de CREAS le podemos dar la oportunidad a los pibes de conocer y tocar instrumentos que son de difícil acceso. Es una oportunidad única. Por primera vez tenemos varios instrumentos y con ello la oportunidad de contenerlos para evitar que se pierdan y alejen del centro. Podemos ver frutos en los pibes que están muy motivados y tienen mucho potencial artístico” Julian Foresti, coordinador de los talleres musicales Lo que plantea el centro comunitario es que los talleres sean espacios que promuevan el respeto, la cooperación, la comunicación en los que la juventud sea protagonista de la construcción colectiva. Escuchan sus intereses y desde ahí trabajan en los montajes musicales que se hacen en los ensambles. En total, cincuenta jóvenes del barrio toman los talleres y se espera que sean ellos los próximos en compartir sus conocimientos a los niños y niñas que se vayan incorporando.   Más sobre el Fondo de Pequeños Proyectos   Una Casa para todos que fortalece la comunidad RE SI clando el Valle: formación productiva para cuidar el medio ambiente Jóvenes creciendo: transformando realidades en San Miguel, Buenos Aires Amasando Autonomía, proyecto productivo de jóvenes del Centro Comunitario San Cayetano Seguimos conversando en redes sociales: Facebook: @CreasLAC Instagram: @Creas_LAC LinkedIn: CREAS – Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio Twitter: @CreasTwitt  

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Una Casa para todos que fortalece la comunidad

“¿Hoy hay casita?” Es la pregunta que los habitantes del barrio San Francisquito en Rosario le hacen vía whatsapp o cuando caminan por el barrio a los y las referentes de la organización “Casa de todos”. Con el apoyo del Fondo de Pequeños Proyectos de CREAS, llevaron adelante “Hay casita”, proyecto con el que ahora pueden responder de manera afirmativa a la pregunta que les llegaba constantemente. El proyecto fortalece a los diversos espacios de encuentro y contención mutua que se promueven en Casa de todos, con el objetivo de dignificar la vida de los niños, las niñas, sus familias y toda la comunidad. San Francisquito, Villa Banana y Alvear son barrios con los servicios básicos propios de la urbanización y los asentamientos irregulares. Estos barrios han crecido conforme las familias que allí habitan construyen un lugar para vivir. Allí conviven familias con diversas culturas y tradiciones. Muchas de ellas han llegado desplazadas por las condiciones de violencia de otros barrios del mismo Rosario. También llegan personas de otras provincias o incluso de países vecinos como Paraguay y Bolivia buscando una mejor calidad de vida. Sin embargo, las condiciones del entorno siguen siendo difíciles para las familias. “Las condiciones de vida han empeorado, por diversas razones, a partir de la pandemia. El desempleo amenaza con transformarse en un estado persistente, se acrecentó la violencia familiar y social y se agravó la exclusión, con el consiguiente debilitamiento de los vínculos comunitarios”, nos contaron. Para que, efectivamente, “haya casita” para promover el buen vivir entre las familias de los barrios, la organización renovó los espacios de creación, juego y esparcimiento. Su deseo era hacer la casita más habitable, segura y acogedora. “Optimizar, potenciar y enriquecer son las palabras que definen el proyecto ‘Hay casita’ para casa de todos” Marta Vitta, responsable del proyecto Además de mejorar el espacio físico de la casa para todos, empezaron a ofrecer dos talleres: Danza Folklórica y Ritmo y Movimiento para todas las edades. En el transcurso de los talleres y las tareas diarias salieron algunas reflexiones sobre algunas dificultades en la comunicación. Así que, lo que en un principio habían planteado como un espacio de capacitación para la comunidad decidieron convertirlo en un espacio para trabajar la comunicación y la interacción grupal. Los lazos comunitarios en Casa para todos     Al ampliarse el espacio los talleres de danza, que antes eran para niños, niñas y adolescentes, ahora también se ofrecen para personas adultas. Muchas de las personas que antes se limitaban a llevar a los niños y niñas a la actividad, se sumaron a esta. No sólo se promueve la diversión si no el intercambio generacional mientras se consolidan lazos familiares y comunitarios. La cantidad de adultos beneficiados por el proyecto directamente duplicó lo que habían planteado. De hecho, fue necesario abrir dos horarios más en los talleres para poder asumir la amplia acogida que tuvieron de la comunidad. “Casa de todos pudo fortalecerse como un lugar de referencia para el barrio, se amplió la participación de las familias y la posibilidad de dar talleres destinados a distintas edades. Los espacios de trabajo son más agradables y funcionales. Poder sumar juegos potenció el trabajo con las infancias y el desarrollo de la creatividad.” Marta Marzi, responsable del proyecto Los vecinos y vecinas se apropiaron de la Casa, sus espacios y sus actividades: colaboran con los talleristas, ayudan en la preparación de meriendas para los niños, ayudan con el mantenimiento general del lugar, la difusión de los eventos barriales y llevan nuevas propuestas para proyectos futuros. Las Jornadas Recreativas y Ferias Barriales que hacen cada año en la calle frente a la organización, este 2023 tuvieron una asistencia superior a la de años anteriores. La organización de estas actividades se hizo con los vecinos y vecinas en colaboración la Red Intersectorial de los Barrios San Francisquito, Alvear, Carlos Casado y Latinoamericano (conformada por distintas ONGs e Instituciones estatales de la zona).   Más Casa: la biblioteca, la ludoteca y el roperito   Parte de la renovación de la casa incluyó llevar nuevo material de lectura y juegos didácticos. Tanto la ludoteca como la biblioteca han tenido mayor concurrencia diaria y se ha incrementado el retiro de libros para leer en la casa. Al ver el interés de la comunidad en la lectura se abrió un espacio semanal de Encuentros Literarios con la colaboración de profesores y estudiantes de la Diplomatura en Prácticas Alfabetizadoras de la Universidad Nacional de Rosario. Por otro lado, con la nueva dinámica de la Casa de todos, la organización pudo acercarse más a las madres y cuidadores de los niños y niñas; y aunque no desconocen sus necesidades, decidieron preguntar directamente ¿qué más podemos aportar? Ante las respuestas decidieron volver a implementar y destinar una habitación para “el roperito”: pintaron las paredes y la acondicionaron para que sirva de lugar de guardado y organización de las donaciones. “Este espacio está ofrecido para la ayuda inmediata ante necesidades de ropa, calzado u otros artículos. Se enmarca en un acompañamiento mayor, evitando caer en una práctica meramente asistencialista. Se lleva a cabo de un modo cuidadoso, para que cada persona pueda elegir y no sentirse pasiva, recibiendo. En algunas ocasiones, se efectivizan prácticas de intercambio: algo ofrezco y algo llevo. Es, también, un momento facilitador para la charla, el diálogo, la escucha. Con la participación de vecinas, conocedoras de las necesidades de las diferentes familias del barrio, se ordenan y clasifican las distintas prendas, calzados y accesorios, entendiéndose, dichas tareas, como modos de cuidado comunitarios” “Con la amplia asistencia a las actividades y talleres se fortaleció no sólo la diversión y el intercambio sino que se logró fortalecer el intercambio entre las familias del barrio. Con el tiempo La Casa de todos se afianzó como lugar de acogida, aportando al buen vivir y a la construcción colectiva” Marta Marzi

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