En Barrio Padre Mugica, conocido como la Villa 31, la parroquia Cristo Obrero y su red de instituciones trabajan para fortalecer el vínculo comunitario y generar oportunidades para las mujeres y jóvenes del barrio. Uno de los espacios clave en esta labor es el Hogar del Abrazo Maternal, que desde 2018 brinda contención a adolescentes y madres del barrio.
Tras la pandemia, la situación social y económica del barrio quedó deteriorada. Muchas personas no pudieron reinsertarse en sus lugares de trabajo, o encontrar uno nuevo. Hubo también personas que, una vez pasada la cuarentena estricta, les costó volver a salir de sus casas y retomar la vida en comunidad. Sin embargo, en ese contexto, hubo lazos comunitarios que se hicieron más fuertes. En palabras del padre Agustín, párroco del Cristo Obrero “la pandemia fue un tiempo de mucho trabajo comunitario entre vecinos, sin embargo, las personas que tenían miedo y no salían sufrieron y esos vínculos se debiltaron. Después de la pandemia casi todos los grupos y la vida parroquial, creció. En el camino de ayudar se generaron vínculos que después quedaron”
El año pasado con el apoyo de nuestro Fondo de Respuesta Rápida y Mitigación de Efectos de la Pandemia, el Hogar Abrazo Maternal, se puso como objetivo fortalecer aún más los vínculos formados durante la pandemia y, capacidad de agencia y empoderamiento de las mujeres que allí asisten, potenciando sus habilidades socioproductivas.
Fortalecimiento de capacidades y autonomía
“La idea no es solo ser un comedor sino un hogar de vida, de contención, de generación de vínculos. Necesitábamos apoyo para poder ofrecer actividades. Ahora podemos ofrecer manualidades, talleres, vienen y ven que pueden aprender a hacer cosas tanto manuales como controlar sus emociones.
Estamos resarciendo una deuda que teníamos con las adolescentes. Cuando el Abrazo nace en 2018, las chicas de esa época fueron creciendo y la edad del abrazo cambió también. Sin sacar a las madres adultas podemos ofrecer actividades y acompañamiento a las chicas más jóvenes. Todas las mujeres que ahora están asistiendo fueron asistidas en su momento”
Padre Agustín.
A través del apoyo que recibieron del FPP-MEP, han podido brindar a las adolescentes espacios en los que aprenden manualidades y talleres de gestión emocional. Son espacios de encuentro en los que ellas comparten con pares y con otras mujeres que han pasado por vivencias similares. Al encontrar un lugar en el que se sienten seguras, con el pasar de los meses los talleres de manualidades recibieron más adolescentes “al sentirse más cómodas fueron invitando amigas y a las mamás adultas las vemos con más iniciativa y vienen con ideas de qué podríamos hacer” contó el padre Agustín.
Todos los días alrededor de diez adolescentes se juntan a hacer manualidades, aprender nuevas cosas y compartir. Como proyecto a futuro, planean vender pulseras y otras artesanías en santerías de iglesias de la ciudad, y así empezar a tener un ingreso que pueda sostener el taller y en un futuro un ingreso propio.
Redirección del taller textil «Añua»
Lili llegó al Abrazo Maternal en 2018. Llegó por solidaridad y para enseñarle a las mamás a coser y tejer. Hoy es la coordinadora del Hogar y del taller textil “Añua”. Un taller de costura que estaba armado desde hacía varios años pero que no lograba tener un trabajo constante y ser productivo.
“El taller lo teníamos armado pero no teníamos insumos, con el apoyo de Creas pudimos sumar insumos y hacer que el taller sea autosustentable. Nos ayudaron el armado del proyecto y de ahí nació hacer bolsos y lonas de playa” Lili
Con ella, siete mujeres perfeccionaron el oficio de la costura y el pasado diciembre vendieron la totalidad de los bolsos y lonas de playa que confeccionaron para la temporada. Con las ganancias de estas ventas, compraron más telas para el taller y cada mujer pudo tener un ingreso propio. El taller se terminó de consolidar en sus métodos de trabajo y producción y el ánimo de las mujeres aumentó.
“Está la visión de que si seguimos así esto les puede generar un ingreso económico para el sustento familiar o para su independencia. Tenemos la esperanza de seguir levantando el taller, queremos ampliar los productos y hacer un catálogo” Lili
El taller de costura, además de ser el espacio de Añua, está a disposición de quienes quieran usarlo para sus emprendimientos o proyectos propios.
Desafíos y aprendizajes
“Nuestro principal aprendizaje como equipo es planificar más y ser más realistas, ponernos objetivos más atados a lo que podemos. A organizar mejor el equipo, dividir tareas.
El desafío es seguir creando la comunidad entre madres y que puedan sentirse así. Que vengan porque se sienten cómodas, porque quieren ver a sus amigas, volver a crear eso que era antes de la pandemia” Padre Agustín