La urgencia de la Fraternidad y la Cooperación Ecuménica

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En el decir del teólogo italiano Piero Coda, “estamos viviendo un tiempo de desafíos inéditos y al mismo tiempo decisivos, que interpelan a la humanidad y asedian a nuestra casa común:

  • Una globalización de paradigmas económicos y políticos estructuralmente desiguales o peligrosamente deficientes porque no dudan en descartar a los seres humanos.
  • Una expansión de antiguas y nuevas formas de Pobreza socioeconómica, psicológica, relacional y espiritual
  • Una crisis ecológica que anuncia catástrofes en el planeta si no se produce una conversión en nuestros estilos de vida
  • Una revolución tecnológica, digital, biogenética y robótica que al perder las razones del alma no tiene una orientación ética
  • Una crisis sanitaria global que no logra encontrar todavía un camino de salida válido para todos y que muestra la urgencia de una radical conversión de vida”[1].

Se trata de una crisis que ha oscurecido la búsqueda del sentido y la verdad en todos los niveles de lo humano, ya que está en juego el sentido mismo de la convivencia humana. Necesitamos encontrar respuestas inéditas, y para ello, las religiones y las organizaciones basadas en la fe ofrecen un aporte significativo a la sociedad, así lo afirma un filósofo de tradición neo-marxista: “las tradiciones religiosas están provistas de una fuerza especial para articular intuiciones morales, sobre todo en atención a las formas más sensibles de la convivencia humana”[2].

Un acontecimiento que ha enriquecido el sentido de la convivencia humana, fue el encuentro entre el Papa Francisco y el Imán del Cairo Ahmad Al-Tayyeb, máxima autoridad mundial del Islam sunita, el 4 de febrero de 2019, para la elaboración conjunta del Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común. De ese acontecimiento histórico el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterrez, afirmó que la Asamblea General tomó nota para proclamar el día Internacional de la Fraternidad, a celebrarse cada 4 de febrero en todo el mundo[3].

Ciertamente, convivir en la casa común que es el planeta, no resulta sencillo cuando existe una globalización de la indiferencia, que hace ciega y sorda a una gran porción de la humanidad para que pierda la capacidad de detenerse frente al que sufre, sin importarle que muera, pues la cultura del bienestar la hizo insensible al grito de las personas más frágiles[4]. Por ello, la Fraternidad es una respuesta urgente ante semejante escenario, porque nos recuerda nuestra común pertenencia a la humanidad y que estamos todos en la misma barca.

La Fraternidad tiene que ver con el reconocimiento del otro, una dimensión humana fundamental: es la capacidad de percibir lo valiosa que es cada persona humana, siempre y en cualquier circunstancia, más allá de cualquier cambio cultural o histórico, y obrar en consecuencia para que esa persona pueda alcanzar su desarrollo humano integral. Reconocer al otro, legitimando y promoviendo su existencia, conduce a la construcción de la amistad social y de la Fraternidad en nuestras ciudades y en el mundo.

La encíclica Fratelli Tutti (Todos Hermanos) propone la figura del buen samaritano que supo detenerse ante un hombre herido y caído al borde del camino: el samaritano “se detuvo, le regaló cercanía, lo curó con sus propias manos, puso también dinero de su bolsillo y se ocupó de él” (FT, 63). Así, el herido desde su vulnerabilidad le ofreció al samaritano la posibilidad de convertirse en un buen prójimo. En este mundo roto, la opción de fondo de la Fraternidad es la de “hombres y mujeres que hacen propia la fragilidad de los demás, que no dejan que se erija una sociedad de exclusión, sino que se hacen prójimos y levantan y rehabilitan al caído, para que el bien sea común” (FT, 67).

Esta experiencia de Fraternidad es la que promueve CREAS, a través de Ikumeni: un laboratorio de Buenas Prácticas Ecuménicas e Interreligiosas, con jóvenes cristianos de América Latina, cada quien desde su propia identidad, protagonistas de una vivencia de fraternidad, basada en el reconocimiento del otro, el encuentro, la hospitalidad, para contribuir al Desarrollo Sostenible y a la construcción de Paz.

Desde mi perspectiva, he podido ver cómo los participantes están aprendiendo y construyendo una sinodalidad ecuménica, es decir: veo que ellos viven una comunión en la que aprenden a caminar junto a otros jóvenes de diversas denominaciones cristianas, desde una Fraternidad que sabe integrar lo mejor de la libertad y de las diferencias, para sembrar esperanza juntos, yendo al encuentro de las heridas sociales de sus ciudades y sanarlas.

Quienes fueron parte de esta experiencia vivenciaron temas como la Hospitalidad, el Reconocimiento del otro, el Liderazgo comunitario para la Fraternidad, la construcción de Paz, las Religiones y el Desarrollo, el Ecumenismo y las Herramientas para diseñar propuestas transformadoras. Ahora iniciarán el proceso de las Buenas Prácticas a través de acciones de colaboración colectiva que tengan un impacto sostenible territorial en favor del bien común, empezando por las personas más vulnerables de Lima, Bogotá y de otras ciudades de Perú y Colombia.

De este modo, los jóvenes de Ikumeni, abriendo sus corazones al diálogo con la realidad y sus manos a la solidaridad, están construyendo juntos un mundo marcado para siempre bajo el signo de la sanación y de la esperanza[5].

Juan de la Torre. Argentino. Teólogo (Roma) y Especialista en Relaciones Internacionales (Buenos Aires). Profesor de Teología en la Pont. Univ. Católica Argentina. Secretario del Equipo de Animación Sinodal, Arquidiócesis de Buenos Aires, Consultor del Arzobispado de Buenos Aires para el Sínodo 2017-2020. Miembro del grupo de Autores de la Revista Ekklesía. En Ikuméni se desempeña como consultor católico.

 

[1] P. CODA, Manifesto. Per una ontología trinitaria, en P. CODA – M. CURI – M. DONÀ – G. MASPERO, Dizionario Dinamico di Ontologia Trinitaria 1, Città Nuova, Roma 2021, 41.

[2] J. HABERMAS, Entre naturalismo y religión, Paidós, Barcelona 2006, 139.

[3] https://www.un.org/es/observances/human-fraternity

[4] PAPA FRANCISCO, Homilía en el campo de deportes Arena, Isla de Lampedusa, 8 de julio de 2013; Fratelli Tutti, 30-31.

[5] Consejo Mundial de Iglesias y Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, Al servicio de un mundo herido mediante la solidaridad interreligiosa. Una llamada cristiana a la reflexión y a la acción durante la COVID-19 y más allá, año 2020.

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