La contaminación ambiental, la gestión adecuada de los residuos que generamos y el impacto que tienen en nuestra salud y la convivencia de las comunidades fue la problemática que llevó a la organización ETIS en Traslasierra, provincia de Córdoba, a pensar en generar un espacio de formación para jóvenes en el que aportaran a la solución a este problema a la vez que se fortalece la cultura y los lazos comunitarios.
Traslasierra es una Valle con localidades semi rurales al oeste de Córdoba, interior de Argentina, cuya economía está basada en el turismo. Allí conviven pueblos y comunidades de distintos orígenes, personas locales y migrantes internos de grandes ciudades como Buenos Aires, Rosario y Córdoba capital. Después de la pandemia, hubo un crecimiento de la población en Traslasierra y más llegada de turismo, así como un crecimiento del negocio inmobiliario. En consecuencia, los residuos y contaminación que generan estas actividades quedaron sin control.
ETIS identificó que la tendencia al encierro y al individualismo quedaron como rezagos de la pandemia, la socialización de jóvenes con sus pares se dificulta por la falta de espacios de encuentro.
Con el apoyo del Fondo de Proyectos de CREAS, ETIS empezó a generar esos espacios de encuentro en talleres de formación, inicialmente pensados para adolescentes y jóvenes, en los que mediante el aprendizaje de las herramientas y la manipulación de distintos materiales, éstos se convirtieran en objetos que pudieran comercializar.
Los talleres
Lo que se había planteado desde ETIS para el desarrollo de los talleres tuvo cambios que impactaron positivamente en la comunidad. Inicialmente los talleres se iban a desarrollar en el edificio de la municipalidad de Traslasierra, por una cuestión de tiempo y permisos se movieron a la escuela secundaria de la localidad donde en las noches también funciona el secundario para adultos, chicos de más de 18 años que no terminaron su escolaridad. Esto dio pie para que personas adultas, profesores, niños y niñas quisieran involucrarse en los talleres.
“ Habíamos apuntado inicialmente a jóvenes recién salidos de la escuela secundaria y nos llevamos la sorpresa de que personas adultas e infantes se interesaron en el proyecto. Decidimos como equipo que todo aquel que quisiera participar, pudiera hacerlo, independientemente de la edad. Tuvimos adultos que se unieron al proyecto desinteresadamente y dieron su tiempo y conocimientos porque resonaban con la temática. El proyecto se enriqueció mucho por el intercambio de saberes intergeneracional.”
Mauro Del Río, responsable del proyecto
Durante diez semanas, quienes participaron de los talleres crearon productos a partir de materiales donados por privados: bolsas de nylon, bolsas de alimento para animales, silobolsas, telas, bidones, maderas, neumáticos de autos, botellas. Con creatividad, ingenio y el acompañamiento de ETIS estos descartables se transformaron en macetas, pelotas, bolsos, vinchas, paneras y máscaras. Además pudieron dejar en la escuela dos bancos y una mesa.
Aunque aún no llegaron a la etapa de comercialización de los productos, quienes participaron también recibieron herramientas para la creación de marca e identidad del emprendimiento. Esto fue posible gracias a profesores y jóvenes del C.E.N.M.A. (Centro Educativo de Nivel Medio Adultos) que se involucraron en el proyecto.
Alianzas con la comunidad
En el proyecto de formación Re SI clando el Valle se vio involucrada gran parte de la comunidad de Traslasierra. Las radios comunitarias colaboraron en la etapa de convocatoria como así también a lo largo del proceso difundieron el trabajo realizado, dando visibilidad a la organización y al proyecto.
Diferentes negocios como veterinarias, tapicerías y distribuidoras donaron materiales y prestaron maquinaria. Además, emprendedores de la localidad ofrecieron sus locales para que los objetos producidos en los talleres sean comercializados allí.
“Reconocemos el impacto social significativo que tuvieron las temáticas abordadas: el ambiente, la gestión de los residuos, el emprendedurismo, fusionado a la fuerza de la juventud como motor de grandes cambios.
Gracias al apoyo de CREAS, sembramos la primera semilla de un tema que está muy fértil en nuestra comunidad. Movilizó a muchos sectores, incluyendo instituciones públicas que por ejemplo nos llamaron de otro municipio cercano en el que nos proponen replicar el proyecto; asimismo instituciones privadas y emprendimientos brindaron diversos apoyos. Consideramos un éxito el proyecto y queremos continuarlo no solo porque es nuestro deseo sino porque lo piden los jóvenes y la comunidad”
Mauro Del Río.